Finalmente llega a nuestras salas el film que hace dos años fue galardonado en el Festival de Venecia con el premio al Mejor Director. “La Región Salvaje” es una película plagada de simbolismo, que se pone a teorizar sobre tópicos como la violencia, el sexo, los triángulos amorosos, la homofobia y las pulsiones sexuales, todo eso en un drama de ciencia ficción que se deja ver como una mezcla entre “Species” (1995) y “Under The Skin” (2013).
Algunos pensarán que la cuarta cinta de Amat Escalante le rinde homenaje a “Possession” (1981) y quizás así sea, pero el realizador mexicano logra erigir esta historia extremadamente cuidada mediante su estilo propio. El largometraje cuenta la historia de Alejandra, una joven madre y ama de casa que cría a sus hijos junto a su marido Ángel, en una pequeña ciudad de México. Ángel mantiene una relación homosexual con su cuñado Fabián, un enfermero en un hospital local. Sus vidas se verán alteradas con la llegada de Verónica, una forastera que parece mantener un vínculo bastante especial con una criatura de origen extraterrestre. El sexo y el amor son frágiles en ciertas regiones donde existen los valores familiares, y donde la hipocresía, la homofobia, y el machismo son fuertes. Verónica los convence de que en el bosque cercano, en una cabaña aislada, hay algo misterioso que es la respuesta a todos sus problemas.
Con un ritmo pausado y una fotografía sobresaliente, la obra busca mezclar el drama cotidiano con ciertos elementos de la ciencia ficción. El resultado es una historia de drama/terror psicológico que busca exteriorizar los miedos, los engaños y todos aquellos inconvenientes familiares pero de un modo bastante siniestro. Los climas de extrañamiento están muy bien logrados y el film termina convenciendo más a nivel estético que narrativo. Uno podría decir que no nos presenta algo sumamente nuevo u original, no obstante, lo destacado de la película tiene que ver con su ejecución, con la forma en la que está confeccionada la cinta.
El fuerte de “La Región Salvaje” radica en la visión del cineasta y en cómo terminó llevando a cabo su opus. Un film intrigante y sumamente simbólico, que dejará cavilando al espectador luego de su visionado, haciendo eco de las realidades sociales que atraviesan los contextos establecidos. Un largometraje que denuncia las inequidades de la sociedad mexicana mediante un lenguaje y una voz propia.