Allá por 2012, una naciente productora rusa (Wizard Animation) quiso animarse a abordar una clásica historia de Hans Christian Andersen, a su manera. En cierta forma, es una historia parecida a "Frozen", pero más apegada a la original, con otro espíritu y posibilidades distintas. La peli ("La reina de las nieves") fue un éxito de crítica y para su estandar local, duplicó en ganancias la inversión.
Sus productores se entusiasmaron y desde allí hasta acá, comenzaron una saga basada en las historias de esa princesa (vinieron, "El rey de la nieve", "Fuego y hielo", capítulos 2 y 3) que llega a nuestro país, en su cuarta entrega, "Mirrorlands".
La pregunta que surge frente a este escenario, es evidente: ¿hay dificultad para entender el hilo de la historia siendo que es la entrega 4 de la saga? No, si tu idea es disfrutar del film, creo que no. Habiendo visto superficialmente las anteriores, quizás algunos vínculos entre secundarios, puedan preveerse y resignificarse, pero... realmente pueden verla sin problemas.
¿Que van a encontrar en esta "Reina de las neves en la tierra de los espejos"? Buena animación. Energía y color. Cierta atmósfera "clásica" en la historia y algunos pasajes que llaman la atención. No es tan familiar como las tradicionales cintas de Disney, tiene sus cosas. También hay un cross over de cuestiones más profundas que se presentan en la cinta (el tema del totalitarismo, el cambio en los paradigmas de la ciencia, el abordaje de tragedias, etc) que funcionan bien, haciendo que la peli trabaje sobre los ejes correctos.
Es decir, estamos frente a una peli entretenida.
Gerda es una nena que tiene una familia normal, excepto que sus padres son magos. Cierto día, el rey Harald decide que todos los magos del mundo de los espejos sea enviados a un lugar donde no puedan volver.
Esto significa una potente restricción y Gerda, se opondrá a eso para proteger a su familia. Lo que implicará que tenga que buscar y pactar con una vieja enemiga (de ahí lo que nos perdimos de conocer en entregas anteriores), la Reina de las Nieves, para lograrlo. Robert Lence y Aleksey Tsitsilin (los responsables del film) usan todos sus recursos e ideas para que el film no decaiga, pero como todo producto infantil en estos tiempos, tiene sus desniveles.
Hay personajes secundarios con diálogos no tan consistentes y quizás lo que si le juega en contra es que hay demasiadas cosas en la cinta, que distraen del nudo del relato. Ese enfoque, el de dotar de mucho estímulo lo visual y bombardear al espectador, no le sienta bien a una historia que es simple, y se la presenta como un universo de emociones, quizás demasiado recargado.
Quizás menos es más, y esta cinta podría haber seguido esa línea. Más allá de eso, si sus peques son fans de "Frozen" esta es un buen aperitivo mientras se espera el retorno del título fuerte de Disney para nuestro verano porteño.