A mil por hora
La reina del miedo es una película argentina dramática que constituye la ópera prima de Valeria Bertuccelli como realizadora. Ella la protagonizó, escribió y dirigió (esto último junto a Fabiana Tiscornia). Completan el reparto Diego Velázquez, Sary López, Gabriel “El Puma” Goity y Darío Grandinetti. Fue producida por Rei Cine, Patagonik y el conductor Marcelo Tinelli. Tuvo su estreno mundial en el Festival de Sundance donde se llevó el Premio Especial del Jurado por Mejor Actuación.
La historia se centra en Robertina (Valeria Bertuccelli), una actriz de teatro muy exitosa que está a pocos días de estrenar su nueva obra. En el momento en el que más debería estar ensayando, Robertina no puede concentrarse debido a que la ansiedad es un factor constante en su vida. Cuando se entere que su amigo Lisandro (Diego Velázquez) la está pasando mal, ella viajará hasta Dinamarca y se dará cuenta de lo que verdaderamente importa.
Como su título lo indica, esta película nos habla del miedo, una sensación que todos los humanos atravesamos en mayor o menor medida. Robertina es más miedo que persona, lo que la convierte en un personaje tan complejo como interesante. Valeria Bertuccelli supo construir un sólido guion y brindar una de sus mejores interpretaciones. Su personaje se enreda con asuntos que, vistos desde el exterior, son de lo más superficiales, pero desde su punto de vista forman una espiral de ideas inacabable. Esto produce que en el día a día de Robertina la mente funcione a mil por hora, sin la posibilidad de relajarse ni por un escaso minuto. La duda lidera su vida, logrando que el espectador acepte desde el comienzo su excéntrica forma de manejarse con los demás.
La ansiedad parece detenerse cuando, a pesar de que lo mejor sería quedarse en Argentina para que todo quede preparado en el teatro, Robertina toma un vuelo hacia Dinamarca sin tener en claro qué día regresará. Al reconectarse con su amigo Lisandro, del que se decide no darnos mucha información sobre la relación que tenían, Tina sale de su entorno habitual y baja un poco los decibeles. En sus conversaciones se tocarán temas como la culpa, la muerte, los sueños que aún quedan por cumplir y la reencarnación, todo tratado desde la tragicomedia, gran elección para que nunca la película se convierta en un dramón.
La fotografía a cargo de Matías Mesa acompaña muy bien lo que le sucede a la protagonista. Plena oscuridad, casa puramente blanca y una tonalidad sepia que se mantiene en la mayoría del metraje hacen que la cinta sea exquisita de ver. La música de Vicentico también ayuda a crear una atmósfera cálida y cotidiana.
Es para destacar el tratamiento que se le da a un asunto en particular. La personalidad de Robertina para muchos puede ser egocéntrica ya que ella vive en su mundo y se relaciona poco con las personas. Un día caminando con Lisandro se da cuenta que no lo conoce tanto como creía, por más que él le afirma haberle contado de qué trabajaba. Ahí vemos cuán arrepentida está Tina de no haber sido más atenta en su momento, y que ser despistada no es algo que ella haga a propósito. Tanto el paso del tiempo como el tomar conciencia del desaprovechamiento de éste dejan reflexionando al espectador.
La reina del miedo desconcertará a más de uno por su confuso desenlace, sin embargo vale mucho la pena meterse en la psique de una actriz súper aclamada que por dentro vive dominada por la inseguridad.