La oscuridad en una casa grande, donde una actriz sola y consagrada, con la única compañía de una mucama, desata lo que después impera en el reino interno de esa mujer con toda la sensibilidad a flor de piel. Ella, encarnada por una Valeria Bertucelli que magnetiza cada escena del film con una actuación merecidamente premiada en Sundance, conmovedoramente entregada a un desafío que no solo la tiene como protagonista, sino como guionista y co-directora con Fabiana Tiscornia. Ese ser en el medio de un vendaval que incluye vientos reales, emociones como ráfagas que la arrastran y le impiden con esa inseguridad y ese pánico, disfrutar, estar en el aquí y ahora, pensar en su próximo debut con un unipersonal. La veremos al lado de ese amigo que se muere en Dinamarca, pero también lejos de él sufriendo lo indecible. La reina del miedo, como una anti-heroína, que sin embargo, saca fuerzas impensadas para seguir a flote entre tanto naufragio. Una profunda mirada sobre una naturaleza femenina torturada por inseguridades y miedos irracionales, sufriente, sin entender como se vive lo simple, lo cotidiano, los adioses definitivos. La película tiene un empuje, un suspenso, se sostiene, por la actuación de Valeria y por unos rubros técnicos sobresalientes que la hacen parecer lujosa y costosa. Interesante, entretenida y conmovedora.