Estrenada el jueves pasado en los cines argentinos, La reina del miedo es la cinta debut tanto de la aclamada actriz Valeria Bertuccelli, como de Fabiana Tiscornia, quien está a cargo de la co dirección. El rol en Bertuccelli en la misma es completo; dirección, guión y papel protagónico, poniendo un peso enorme sobre si misma, y un máximo de compromiso con el proyecto. Vale añadir también que la actriz argentina ganó un premio por su actuación en el último Festival de Sundance.
Quizás no haga falta decirlo, porque muchas veces los títulos son engañosos, pero no es el caso; el foco principal en La reina del miedo está puesto exactamente sobre el miedo mismo. La película inicia con la protagonista Tina, una exitosa actriz, interpretada por Valeria Bertuccelli, que tras un corte inesperado de luz en el medio de la noche siente pánico. Sus movimientos, su voz, su rostro lo expresan; la sensación de pánico que vive en el momento está latente, por lo que acude a la empleada doméstica para que la asista y la saque un poco de esa instancia, que pese a todo persiste. Eso será Tina a lo largo de toda la cinta, y la actuación de Bertuccelli será tan acertada y pertinente, que su presencia siempre estará en el aire. Su entorno es escandaloso; gente trabajando todo el día en su casa, una obra que está por estrenar que representa un sinfín de presiones, un ex marido que acaba de abandonarla sin muchas explicaciones, y demás instancias que sostendrán a la actriz en un constante estado de estrés. Tras enterarse de la compleja situación de salud de un amigo que vive en Dinamarca, al cual en algún punto descuidó, decide ir a visitarlo, un poco por culpa, otro poco porque le importa, y quizás otro tanto porque necesita escapar de un entorno que la aqueja, la sofoca y la amedrenta, exponiendo su frágil estabilidad psicológica constantemente, dejándola al al borde de un colapso.
Sin dudas estamos ante una gran película; pese a que tanto Bertuccelli como Tiscornia son debutantes en la dirección, Bertuccelli supo construir y desarrollar un personaje en base a sus capacidades actorales, que no son pocas; quizás este sea su papel más completo y complejo hasta la actualidad. La actriz logra sobrellevar a la perfección a una mujer que lucha tanto contra el miedo externo, así como demonios propios, con inseguridades, y con un constante estado de estrés y una ansiedad insostenible. Otro de los grandes aportes es la actuación de Diego Velázquez, así como las breves, pero oportunas, apariciones de Gabriel Goity y Darío Grandinetti. La historia está delineada casi a la perfección, con un más que interesante trabajo de guión. Por momentos jugando con la comedia, pero sin dudas sobre un trasfondo puramente dramático, a veces la cinta incomoda, y eso es logro tanto desde el despliegue actoral, como desde la dirección. El trabajo de cámara, fotografía, y encuadres, brindan a su manera fuerza a la historia, así como algunas pausas, y pasajes, que en su totalidad la dotan de ciertos rasgos que la aproximan al cine de autor, aunque algunos lo renieguen. Quizás haya algún que otro detalle a cuestionar, pero son mínimos, en una historia que vale la pena ver.