Volveré y seré millones.
Lejos de películas como "Rey de Reyes" o "Jesús de Nazareth", este relato comienza una vez terminada la crucifixión. Cuando la situación política se pone complicada, los seguidores de Jesús anuncian que volverá y eso agita al pueblo, entonces los hebreos le piden a Pilato (Peter Firth) que se encargue de poner orden. Cuando el cuerpo desaparece las cosas se complican aún más, y Pilato le encarga a Clavius (Joseph Fiennes), un soldado romano politeísta y su mano derecha, que se encargue de encontrarlo y cerrar el asunto.Creyendo que el cuerpo ha sido robado, Clavius rastrea a quienes luego serán conocidos como los doce apóstoles, interrogando a sospechosos y persiguiéndolos como si se tratara de de una célula terrorista. Cuando finalmente los encuentra reunidos en una casa, no puede creer lo que ve, Jesús esta sentado con ellos. Tratando de entender lo que ha sucedido decide seguirlos hasta Galilea. En ese camino Clavius aprenderá a través de sus seguidores de qué se trata el cristianismo, presenciará milagros y él mismo se convertirá en cristiano.Si bien la historia comienza planteando la situación política y social del momento, no plantea dudas sobre si Jesús era un hombre común o un profeta -como sucedía en "La Última Tentación de Cristo", de Scorsese - si no que lo presenta directamente como el hijo de Dios, y desde ese momento la historia se vuelve más bíblica y clásica, es decir que lo que comienza como un buen relato sobre la época con el tiempo se torna en una película que pasarán por cable en cada semana santa. Pero la diferencia entre este filme y otros está marcada por la naturalidad con que esta narrada, por más milagros que realice muestra a Jesús como a un tipo común, que abraza a sus amigos, un grandote morocho y narigón que no parece salido de ninguna estampita. Los discípulos siguen a un amigo, a alguien con quien comparten su ideología, no a un hombre que camina rodeado de una aureola dorada.Ademas de la forma íntima y natural en que está narrada, la película tiene un enorme realismo visual -sin caer en escenas demasiado sangrientas como sucedía en "La Pasión", de Mel Gibson-, una minuciosa reconstrucción de la época, hasta en el mas mínimo detalle.Joseph Fiennes, quien es el eje de esta historia, realiza una muy buena interpretación; a través de todo el relato cuando comienza como un obediente y fuerte militar hasta convertirse en un hombre que cambia de fe y se despoja de todo. Los demás intérpretes estan a la altura, y también es interesante la desacartonada interpretación que Cliff Curtis hace de Jesús.Lejos de ser una súper producción, y si bien plantea la historia de forma clásica, la película tiene un modo interesante de mostrar las cosas desde la visión de un no creyente, narrada con naturalidad sin dramatismos ni mensajes moralizantes, entretenida y accesible, conmueve en más de una escena.