Caso curisoo el de “La Resurrección” (USA, 2016), filme dirigido por el veterano Kevin Reynolds (“Robin Hood”, “Waterworld”, etc.) y que se inscribe en esa línea de películas que llegan por Semana Santa a los cines esperando encontrar un público cautivo que apoye la propuesta.
Pero en este caso, ese puñado de espectadores, se encontrará con una suerte de policial o thriller, inspirado en algunas escrituras sagradas, pero que vira su contenido no tanto hacia lo religioso, sino, más a lo dramático de su conflicto principal: un hombre que ve cómo su fe, mientras investiga, cambia de un momento para otro.
“La Resurrección” es, claro, el cambio de plano de Jesús luego de ser crucificado, y también la lucha de Poncio Pilato por mantener al pueblo judío contenido, más después de haber tomado esa drástica decisión.
Pero “La Resurrección” es también la investigación que llevó a cabo el tribuno Clavius (Joseph Fiennes), cuando el cuerpo de Jesús desaparece de la bóveda en la que fue encerrado para evitar el contacto con la plebe.
Frente a este hecho Pilato lo obligará a encarar un proceso de rastreo del cuerpo y es ahí donde la película deja toda su impronta religiosa para convertirse, quizás, en la primera película de procedimientos de la historia del cine.
Clavius, como en el mejor capítulo de “CSI”, deambulará por todo el pueblo, junto a algunos secuaces, en la difícil tarea de encontrar el desaparecido cuerpo de Jesús. La Biblia sirve como inspiración para construir un relato completamente diferente sobre la fé, la devoción, el amor al prójimo y más.
Porque claro está, que en esa búsqueda, obligada, forzada, Clavius, además de toparse con los apóstoles (reflejados de una manera muy estereotipada y construidos más como un grupo de fans de Jesús que fieles seguidores) terminará con encontrarse a sí mismo, alejado de las batallas a las que está acostumbrado, deberá lidiar con sus propios fantasmas.
Reynolds lleva la “aventura” de “La Resurrección” a un nivel distinto en cuanto a materia de filmes religiosos, y dirige la propuesta con sobriedad y estilo apocado, quizás también porque el despliegue de producción, acotado en este caso, le exige un cuidado, principalmente, en no abusar de planos largos o escenas compuestas grandes
Todo es meticulosamente medido, al igual que las actuaciones, de las que se destaca el esfuerzo denodado de Fiennes por dotar a su Clavius de una fuerza que ni siquiera el guión le ha impregnado.
Pero en “La Resurrección” hay muchas cosas que no cierran, como el eterno latir de esa pulsión homoerótica que pende sobre toda la propuesta, o esos discursos actuales, con palabras actuales, en cada uno de los personajes.
Tampoco hay un Cristo contundente que pueda superar estas licencias con las que Reynolds nos trae esta versión de la resurrección, porque Cliff Curtis falla, por sorpresa, como ese líder carismático que fue y será la fuente de inspiración de muchos.
Mención aparte al guión, que deambula entre el thriller, el policial, el filme de conspiración histórico, que hasta se permite hacer bromas con María Magdalena, en una de las escenas más “desubicadas” en el top ten de filmes religiosos. Fallida.