Todo lo esperable del terror de baja calidad. Tenía potencial, pero no logró aprovecharlo.
Siempre es difícil concluir una historia, sobre todo si es de terror. Cuando explica demasiado, pierde el misterio y deja de dar miedo. Cuando explica muy poco, nadie queda convencido y hasta puede parecer poco pensado, zonzo o estúpido. A veces los actores son geniales, la premisa es espectacular y tienen presupuesto como para tirar por la ventana, pero esa espina que es el final de la trama puede, si está mal hecho, dejar a la obra en el horrible limbo de películas de horror que nadie recuerda. En Havenhurst esta conclusión está cantada desde el principio, pero eso no hace menos incómodo al momento de revelarla. Es difícil decir si este método es más o menos efectivo en la confección de un guión convincente.
Jackie (Julie Benz) hace un gran esfuerzo para mantenerse sobria. Muchos años atrás, a causa de su adicción, su hija falleció en un accidente automovilístico. Su amiga Danielle, que estaba en una situación parecida, desapareció bajo circunstancias misteriosas. Para investigar, Jackie decidió mudarse al edificio en el que su amiga vivía y conseguir la ayuda de un detective (Josh Stamberg). La dueña, Eleanor (Fionnula Flanagan), está feliz de recibir a gente en recuperación, pero tiene estrictas reglas en cuanto a la reincidencia: mientras los inquilinos no vuelvan a caer en sus vicios, tendrán un lugar. Sarah (Belle Shouse), una joven vecina, le hará entender a Jackie que cuando alguien es desalojado conoce un destino peor que el de tener que buscar departamento nuevo.
Havenhurst cuenta con pocos nombres reconocibles. Podría decirse que sólo uno de los productores ejecutivos hizo algo exitoso: Mark Burg es conocido por su trabajo en casi toda la franquicia de El Juego del Miedo (Saw, 2004) y la sitcom Two and a Half Men (2003). La dirección estuvo a cargo de Andrew C. Erin (From Darkness, 2011), que también creó el guión, junto a Daniel Farrands. El desempeño de los actores está cerca de ser horrendo. La protagonista es Julie Benz, conocida por su papel en la serie Defiance (2011). La siniestra dueña del edificio es Fionnula Flanagan, que casi repite su papel de señora misteriosa en la película de terror The Others (2001). La más joven del elenco es Belle Shouse, que tiene una carrera corta pero prometedora. Las acompaña Josh Stamberg, conocido por ser Jay Parker en la serie cómica Drop Dead Diva (2009).
El uso de los recursos del terror (gore, sobresaltos, violencia, etc) es poco inteligente y siempre anunciado: así reduce fuertemente su efecto y, sumado a lo pobre y predecible de la trama, se obtiene una película que entretiene un poco pero no lo suficiente. El trailer que la precede es poco menos que terrible. Cuenta absolutamente todo, sin dejar lugar a la imaginación o a la propia película. No es extraño que haya surgido de un producto tan descuidado y flojo.