Con rigor histórico
La revolución es un sueño eterno (2010) es una adaptación de la compleja novela homónima y que circula alrededor de la figura de Juan José Castelli, uno de los responsables de la Revolución de Mayo. La película histórica dirigida por Nemesio Juárez, se diferencia de los films sobre otros próceres patrios por su carácter crítico respecto de la historia argentina.
Estamos 1812 y Castelli sufre un cáncer de garganta que le imposibilita defenderse ante el tribunal que lo juzga por supuesta traición a la patria. La película se remonta a los tiempos de la revolución y desarrollará la gesta de la misma y la futura traición por parte de quienes la apoyaron anteriormente. Juan Palomino, Adrián Navarro, Ingrid Pelicori, Mónica Galán, Manuel Vicente y Luis Machín completan el elenco.
En el juicio a Castelli, se pueden dilucidar los ejes de la historia, y del personaje interpretado por Lito Cruz. Sus ideales, sus motivos y sueños, expulsados una vez alcanzada la revolución. Así como también los motivos de los promotores de la independencia y de los hombres de traje –jueces- con autoridad para decidir el futuro de los pueblos.
Lo mejor de La revolución es un sueño eterno es el rigor histórico con el que se realiza esta producción. No hay resoluciones “billinezkas” entre buenos y malos, ni construcciones mitológicas de héroes patrios. Hay si, personajes de carne y hueso con la posibilidad histórica de cambiar el mundo, pero con todas las falencias humanas a cuestas.
Con respecto a la transposición de la novela de Andrés Rivera, hay una intención de poner en imagen pensamientos, algunas veces muy bien logrados, mientras que otros se pierden en lo discursivo. Un texto que roza la prosa, engrandeciendo palabras que terminan diluyéndose en la vociferación.
Sin embargo, y a pesar de lo mencionado, La revolución es un sueño eterno es un digno exponente del cine histórico argentino, saliendo de los lugares comunes en que cae el género y siendo fiel a la tradición literaria y a la historia que intenta rescatar del olvido.