La nueva película de neoyorkino Woody Allen, La rueda de la maravilla, confirma que el octogenario director sigue siendo uno de los mejores talentos del cine actual.
Hay épocas del año que para todo cinéfilo deben ser un símbolo de festejo. Sin lugar a dudas, el estreno del film anual de Woody Allen es uno de ellos. Más allá de todas las polémicas que su vida privada genere alrededor, negar su talento como realizador es inútil. Hace décadas que sus películas se ubican cómodas entre lo mejor del año, creando una marca distintiva, y unas expectativas siempre superadas.
Luego de un viaje alrededor de distintas ciudades del mundo, Woody volvió a su amada Nueva York hace ya algunas películas, y ahí está para plasmar su amor en historias ambientadas en épocas antiguas pero con problemáticas universales y atemporales.
El viaje esta vez nos lleva a Coney Island en los años ’50. Cuatro personajes, enredos amorosos entre sí, preponderancia de personajes femeninos fuertes, lo de siempre ¿Para qué cambiar lo que funciona a la perfección?
Ginny (Kate Winslet) es una camarera frustrada, casada con Humpty (Jim Belushi) el maquinista del carrusel de la feria costera. Ella tiene un hijo pequeño de un matrimonio anterior, Richie (Jack Gore) con cierta tendencia a la piromanía. Él también tiene una hija por su lado, Carolina (Juno Temple), una veinteañera que huye de su marido mafioso al que delató, lo que la llevará a terminar en la casa de su padre aunque no se lleven bien.
Ginny carga con la sombra de un matrimonio que no funcionó, y ahora se encuentra atada a otro matrimonio que tampoco la hace feliz. Eso la lleva a conocer a Mickey (Justin Timberlake) un guardavidas con el que comienza un romance, o mejor dicho un fuego, a escondidas de la sociedad.
Las infidelidades siempre han sido un asunto de interés para el director de Maridos y esposas, y los traumas familiares también. Por eso, no nos podemos sorprender cuando Mickey comience un juego de seducción con Carolina.
Como siempre, las premisas y el desarrollo de las mismas en las películas de Woody Allen nunca son complicadas, sí complejas, porque presentan idas y vueltas, personajes que entran y salen cual vodevil moderno, y diálogos que superan cualquier promedio. Pero siempre logra que se comprenda todo, se lo lleve a un terreno de sencillez sin entregar ni un poco de complejidad psicoanalítica. Es cine de autor, más no experimental.
La rueda de la maravilla es un film simple, que a su vez despliega muchísimas capas, y puede ser analizado desde varias vertientes. Es una comedia, como lo son habitualmente, pero también un profundo drama solapado, como lo son habitualmente.
Ginny se irá desbordando a medida que avance la historia, es una mujer que pide socorro sin mucho disimulo, y a la que todo se le complica cada vez más. Su personalidad irá en un declive de melancolía y desesperación de complejo retorno, más allá de sumergirse en la fantasía esperanza.
Así como Allen cuando no actúa encuentra los actores para que hagan sus alter ego; en este caso, Ginny es el arquetipo de los personajes que supo interpretar Mia Farrow en la época dorada de la pareja. Entre naif, desbordaba, conflictuada, y con una sombra oculta.
Kate Winslet de por sí, es siempre una gran actriz, es capaz de entregar grandes actuaciones aún en cosas como Más allá de la montaña, El poder de la moda, y hasta Movie 43. Si a esto le sumamos que Woody Allen es capaz de logar buenas labores aún en los casos más complicados como Kristen Stewart en Café Society o Scarlett Johanson en Match Point; tenemos un dúo perfecto. A Winslet hay que aplaudirla de pie, es imposible no amar a Ginny y lo formidablemente interpretada que está. Con gestos que van de sutiles a notorios, con momentos leves, y estallidos. Un gran personaje en los papeles, que consiguió quien mejor le preste el cuerpo.
El resto del elenco no desentona, todos en un nivel parejo, como siempre Allen haciendo notar a secundarios con grandes momentos.
Como venimos diciendo hace años de las películas del director. ¿Es La rueda de la maravilla lo mejor de Woody Allen? Muy probablemente no ¿Se ubica tranquilamente muy por encima de la media de cualquier cosa que se estrene en cartelera? Claramente sí.
Con permanente ritmo movedizo, zumbante entre lo alegre y lo melancólico, dinámica, excelentemente interpretada, y con rubros técnicos acertados. La cita anual obligatoria vuelve a entregar una película para el total disfrute.