Sombras de melancolía
Woody Allen acostumbra retomar algunas ideas de sus películas anteriores cuando prepara otro proyecto dando un sentido circular a su ideario fílmico.
En su nueva propuesta, titulada Wonder Wheel, su película número 48, ocurre algo parecido, donde se observan similitudes con Blue Jasmine. Los dos personajes principales se parecen, con matices, en su carácter inconformista e insatisfecho, provocado por frustraciones de diferente índole.
Wonder Wheel está ambientada en la Coney Island de los años 50, donde un joven vigilante de la playa que quiere ser escritor, llamado Mickey Rubin (Timberlake), narra la historia de Humpty (Jim Belushi), operador de una de las atracciones del parque y de su esposa Ginny (Kate Winslet), una actriz frustrada que trabaja como camarera. El matrimonio pasa por una crisis debido a los problemas con el alcohol de Humpty. Dicha crisis se acentúa cuando aparece Carolina (Juno Temple) la hija de Humpty que huye de la mafia.
En la película se observan dos referencias muy claras. Una corresponde al dramaturgo Tennessee Williams, con respecto a la estructura teatral y el contenido de algunas de sus obras en relación al tratamiento del universo femenino. Y la otra referencia corresponde a Eugene O’Neill, el dramaturgo estadounidense continuista con el realismo dramático iniciado por Anton Chejov, Henry Ibsen y August Strindberg.
En las obras de O’Neill se exploran comportamientos de la condición humana a través de personajes marginados socialmente que luchan por mantener vivas sus esperanzas y aspiraciones cayendo en la desilusión cuando estos no alcanzan los sueños añorados. Junto con las influencias mencionadas sobre los comportamientos de los personajes que están cerca del abismo, Allen también busca un acercamiento a los autores de tragedias griegas, como Sófocles o Eurípides.
El personaje de Ginny, inmerso en una crisis de ilusión y desesperanza, interpretado perfectamente por Kate Winslet, es una mezcla de todas las influencias que atesora Wonder Wheel.
Como viene siendo habitual en la filmografía de Woody Allen, la mujer juega un papel privilegiado con respecto al hombre. Los hombres aparecen en momentos de cierto peligro y las mujeres en situaciones emocionalmente dramáticas.
Wonder Wheel no alcanza el nivel máximo de otras obras de Allen, aunque contiene aciertos y desaciertos.
En el apartado de aciertos se observa una buena dirección de actores, donde destaca Kate Winslet; algunos aspectos del guión, como el retrato social de la mujer bajo un estado emocional en crisis; y la fotografía de Vittorio Storaro, donde sorprende de forma positiva la utilización de los colores con respecto a otras películas, utilizando distintos tonos según el estado emocional, algo parecido a lo que hacía Kieslowski en La doble vida de Verónica o en la trilogía de los colores.
Y en el apartado de desaciertos se observa una estructura teatral que utiliza la figura de un narrador (Timberlake) que está incluido de forma impostada en un guión carente del ingenio mostrado en otras películas, como Delitos y faltas, Midnight in Paris, Blue Jasmine y Café Society.
Siendo exigentes, como debemos ser con directores de la talla de Woody Allen, la película está un escalón por debajo de las mencionadas en el párrafo anterior. Allen alcanza el máximo de su inteligencia cinematográfica cuando mezcla comedia y drama, esta es su gran virtud.
Pero Woody Allen siempre ofrece un nivel de exigencia mínimo que aporta al espectador una dimensión intelectual que no está al alcance de la mayoría de directores actuales.
Como cada año este octogenario estrena una película, esperaremos impacientes el parón de la noria de Wonder Wheel para que nos cuente su estado mental circular llegado el momento.