Campo salvaje
Eduardo Pinto, el director de Corralón (2017), regresa a la pantalla con La Sabiduría (2019), un thriller que roza el terror protagonizado por Sofía Gala Castiglione, Analía Couceyro, Paloma Contreras, Daniel Fanego, Diego Cremonesi, Lautaro Delgado y Juan Palomino. El título de la película hace referencia al nombre de la estancia pero también al conocimiento y las tradiciones de los pueblos originarios, cosmogonías presentes en el relato de Pinto.
El film narra las penurias de tres mujeres jóvenes que viajan a una estancia en algún lugar a varias horas de la Capital para disfrutar del fin de semana largo después de ir a bailar en un boliche de música electrónica. En la estancia descubren que las tradiciones de los pueblos originarios se han fundido con las de los peones en una cultura miscelánea llena de rencor signada por una mirada masculina salvaje y perversa. Los festejos típicos del campo se volverán feroces y las chicas intentarán sobrevivir en medio de la impertérrita hostilidad de la apacible naturaleza y la locura de los pobladores.
El guión de Diego Fleischer, María Eugenia Marazzi y el propio Eduardo Pinto describe las humillaciones y los abusos cotidianos a los que son sometidas las mujeres en su vida cotidiana, por ejemplo en sus lugares de trabajo, en sus relaciones amorosas, o cuando acuden a la policía en busca de ayuda, como ejemplos de una sociedad machista en la que la mujer es objeto de vejaciones varias y maltratos físicos y psicológicos. El film también se centra en la idealización de la naturaleza y de la vida en el campo y la contrapone con la barbarie que habita en el corazón del hombre sin importar el contexto en el que viva. El director de Caño Dorado (2009) también resalta aquí el simbolismo de las espinas con la peligrosidad y la hostilidad del campo, la sangre con la femineidad y el toro con la animalidad masculina salvaje, promiscua y torpe, para contraponerlas con los cambios sociales producto del empoderamiento femenino, la voluntad de supervivencia y la fuerza de la unión y la solidaridad de las mujeres para derrotar a sus captores.
La Sabiduría construye una historia típica de los films de choque cultural entre personajes que viajan de la ciudad hacia el campo y encuentran tradiciones macabras y demencia ancestral, cuestiones ya utilizadas hasta el hartazgo en el cine de género. En este sentido, Pinto demuestra aquí un buen estilo narrativo, sereno y consciente de la necesidad de no forzar la acción y dejar que la historia fluya por los carriles de la enajenación.
El film se destaca por una combinación de buenas actuaciones de un elenco muy enfocado y una dirección muy prolija que no abusa de los latiguillos y los efectos de sonido para construir el nerviosismo y el terror. La música de Fabián Picciano acompaña muy bien a la acción y la fotografía del propio Pinto se destaca por el buen uso de los primeros planos y los paisajes bucólicos del campo argentino. Aunque ciertamente maniquea y un tanto caótica, La Sabiduría ofrece una buena historia que atrae, genera suspenso, entrega buenas actuaciones y no da respiro hasta el final.