Los límites del documental-tributo
Una exaltación del reverenciado fotógrafo Sebastião Salgado que fue premiada en Cannes y nominada al Oscar.
Aclaro: Hace bastante tiempo que no me interesa lo que hace Wim Wenders y no me gusta demasiado la porno-miseria, el esteticismo del horror que propone el celebrado fotógrafo brasileño Sebastião Salgado. Por lo tanto, es probable que quienes aún siguen fascinándose por la obra del realizador alemán (que aquí codirige con el hijo de Salgado, Juliano) y se conmueven con las imágenes en blanco y negro sobre desplazados, matanzas, hambrunas, mineros (y, en los últimos años, sobre la naturaleza virgen y tribus de pueblos originarios) disfruten este film. A mi, en cambio, me irritó bastante.
Encontré a La sal de la Tierra como un documental bello y cuidado (a-lo-National Geographic, digamos), pero también solemne y -como la obra del artista- un poco explotador (se ve cómo el fotógrafo muchas veces "arma" las situaciones que luego retrata). Los directores siguen los viajes de Salgado y lo filman mirando fotos y contando sus experiencias por Africa, Irak, la ex Yugoslavia, Siberia o los rincones más recónditos del planeta. Un film políticamente correcto y concientizador hecho para la hinchada.