Llega a nuestros cines una remake de una película de 1992, que la vez está inspirada en un libro de nombre homónimo, La Señora Harris va a Paris. Así que veamos como resultó ser esta nueva interpretación de la novela.
Luego de la Guerra, Ada Harris es una señora que se dedica a limpiar y ordenar la casa de otras personas de su comunidad en un suburbio de Londres. Tras confirmar que había enviudado en dicho conflicto bélico, tiene como gran meta viajar a Paris para comprar un vestido en Dior. Pero en este viaje no solo se va a descubrir así misma, sino que a tocar la vida de muchas otras personas.
Antes de continuar con la reseña, hago las aclaraciones pertinentes. Nunca leí ni la novela en que se basa esta cinta, ni la película del 92; así que esta review va a ser puramente sobre la película que nos compete el día de hoy. Sigamos.
La Señora Harris va a Paris podría ser catalogada de dos formas. Una como una historia que aspira a un realismo mágico, donde nuestra protagonista pareciera un hada madrina (nótese el detalle de su nombre de pila), que va a ir tocando a todos los que la rodean, mejorando sus vidas. Y la otra lectura que podríamos hacer, es que estamos ante una descarada propaganda de Dior de casi dos horas de duración.
Si la entendemos con el primer puto de vista, la película cumple. En especial por el carisma y el alma que le imprime Lesley Manville a su personaje; que en manos de una actriz mediocre, podríamos haber estado ante una protagonista insoportable, pero no es el caso. Aparte de estar secundada por algunos personajes que también la ayudan a llevar la historia. En especial el interpretado por Isabelle Huppert, quien sin mucho esfuerzo pero a base de oficio y talento, se posiciona como una buena villana y contrapunto de nuestra Señora Harris.
Pero, si nos ponemos en malos y vamos por la segunda lectura; vemos como una persona pone toda su fe y esperanza en un producto. En este caso de un vestido de una de las casas de moda más importantes del mundo; y que, a través de ella, notamos como va mejorando su calidad de vida. Aparte de presentarnos a dicha empresa (que es lo que terminan siendo), como personas que esta más allá de lo que quieren representar. FedEx y Naufrago estarían orgulloso de esto.
En conclusión, La Señora Harris va a Paris, dista bastante de ser una mala película. Quizás peca muy de naif y recuerda bastante a una clase de cine que casi no se ve en nuestras salas. Después, dependerá de ustedes cual de las dos lecturas deciden darle.