Exigente y atrapante película del iraní Asghar Farhadi
Este nuevo largometraje del talentoso guionista y director iraní Asghar Farhadi (el mismo de la también notable About Elly ) recibió en los últimos meses con absoluta justicia una catarata de reconocimientos: en su estreno mundial, arrasó con casi todos los premios de la competencia oficial del Festival de Berlín 2011 y coronó su amplio recorrido internacional hace pocas semanas, cuando ganó el Oscar al mejor film extranjero.
La película -inteligente, moderna, provocadora, exigente, atrapante- derriba de una vez y para siempre los (muchas veces infundados) prejuicios respecto de que el cine iraní no "cuenta nada" o que es una moda impuesta por algunos críticos snobs. Farhadi habla de temas íntimos y sociales a la vez con un rigor, con una profundidad, con un pudor y con una elegancia que no abundan en la producción contemporánea, ya sea de Hollywood o de cualquier país periférico.
Se trata de una propuesta de una solidez formal (jamás aburrida) y de una complejidad temática (nunca críptica) que necesita de la participación activa, comprometida del espectador. La historia se centra, en principio, en la conflictiva relación de un matrimonio de mediana edad. Simin ha hecho todos los trámites necesarios para conseguir las visas para salir del país con su marido, Nader, y su hija adolescente Termeh, pero él se resiste a partir porque tiene que cuidar de su padre, que sufre un avanzado estado de Alzheimer. Ella abandona el hogar y pide el divorcio en un juzgado. El, mientras tanto, se queda en el departamento con Termeh y se ve obligado a contratar a una empleada doméstica para que cuide del enfermo. La recién llegada -de una clase social bastante menos favorecida- está embarazada y al poco tiempo sufre la pérdida del bebe.
Luego de este planteo inicial, lo que sigue es una intrincada y apasionante combinación entre el drama familiar y el thriller judicial -trabajada además en múltiples capas y con diferentes niveles de lectura- en el que se confundirán desde la codicia hasta la culpa, pasando por todo tipo de dilemas éticos y morales.
Las insospechadas derivaciones de la trama (de 123 minutos que jamás decaen) convierten a La separación en un intenso, poderoso y revelador retrato sobre los bruscos cambios y las fuertes contradicciones entre tradición y modernidad que irrumpen en una sociedad iraní contemporánea tensionada entre el conservadurismo religioso y las tentaciones del capitalismo. Una historia local, es cierto, pero de alcance universal.