Este film es algo esperado, recordemos que en el mes de febrero de este año ganó el Premio Oscar a la mejor película extranjera, también el Oso de Oro en Berlín y el César al mejor film extranjero en Francia, entre otras distinciones.
Narra la vida de un matrimonio Simin (Leila Hatami) y Nader (Peyman Moadi) con una hija de unos 11 años Termeh (Sarina Farhadi), viven aparentemente de forma armoniosa, deciden abandonar Irán en busca de mejores oportunidades en el extranjero.
Cuando todo está casi preparado, él se echa atrás, no quiere abandonar a su padre porque a este le diagnostican Alzheimer, él se siente con la obligación de quedarse, en cambio, Ella contrariada, decide pedir el divorcio e irse a vivir con sus padres, se enfrenta a un momento bastante difícil el otorgamiento del mismo.
Cada momento se hace más conflictivo cuando él contrata a una mujer Razieh (Sareh Bayat), para cuidar a su padre, lo que ellos no saben es que esta se encuentra embarazada, luego Nader quiere quedarse con su hija; pero un buen día, al llegar a su casa, se encontrará al anciano atado a la mesa y, a partir de ahí todo dará un vuelco en su vida y en la de la pequeña Termeh ,que jugará un papel importante.
La misma se encuentra muy bien narrada y dirigida, con excelentes diálogos, a la vez es muy humana, están las causas de la separación entre los personajes, encontrando pequeños detalles de esta cultura, escenas muy jugadas que emocionan, impresionante drama social y humano.