Bueno, realmente con tanta importación de productos cinematográficos de toda índole, género, calidad y país, ¿por qué no recibir una de terror oriunda de Rusia? Total, la peor de éste género que traigan igual va a ser negocio para las distribuidoras en desmedro de la cuota de pantalla de cine argentino así que ¿por qué no probar? Más allá de estas cuestiones de políticas culturales, hay algo insoslayable: la globalización vuelve acerbas las ideas. Cinematográficamente hablando, el deseo de hacer algo medianamente aceptable pero que sobre todo haga fluir el dinero como objetivo principal, termina por generar fórmulas que se repiten hasta el hartazgo (porque funcionan bien), pero le quitan identidad cultural a su forma según la aldea donde se pinte. A veces anda la cosa. A los tumbos, pero anda. Así es “La Sirena” que se estrena esta semana.
Según la leyenda del comienzo, narrada por una voz femenina casi infantil, hace unos años una mujer (Sofia Shidlovskaya), despechada porque su prometido la abandonó para casarse con otra, mató a los amantes y luego se ahogó en un lago mientras huía de la gente que la quería linchar. Presa del dolor su fantasma anda separando parejas literalmente. Secuestra novios y prometidos y sólo a cambio de algo que la novia de marras ame mucho procederá a la liberación. En nuestros días el problema lo van a tener Roma (Efim Petrunin) y Marina (Viktoriya Agalakova). En una noche de fiesta estilo despedida de soltero, organizada en la cabaña del lago por un grupo de amigos del colegio muy bien entrenados en natación, el agraciado novio es encantado por la fantasma y de ahí en adelante sufrirá el derrotero habitual hasta que todos empiezan a entender qué demonios (o sirenas mejor dicho) está pasando.
Todo el desarrollo es convencional, pero hay algo que el director Svyatoslav Podgaevskiy maneja bien como director: la tensión dramática y la pulsión narrativa, y aunque no esté inventando la pólvora, se las arregla para pegar un par de buenos sustos a la platea, especialmente por el diseño de arte y maquillaje que juegan un papel fundamental. Aplausos a los responsables porque la fantasma es realmente espeluznante potenciado por un diseño sonoro estridente, pero efectivo.
El guión de Natalya Dubovaya, Ivan Kapitonov y Svyatoslav Podgaevskiy nunca levantará el vuelo de la originalidad. Es simplemente tan efectivo como predecible tanto en la historia como en el la construcción de los personajes que son salvados por un elenco que cumple bien con el trabajo. Tal vez aquellos acérrimos fanáticos de la saga “El conjuro” y “La monja” (estrenada hace unos meses) encuentren una razón medianamente aceptable para ir confiados, aunque (y en esto sí uno puede estar agradecido) no se instale ninguna posibilidad de secuela.
De Rusia nos llega “La sirena”, pero lo único ruso es el idioma original de esta película. Veremos que nada, absolutamente nada, aquí parece ruso o tiene siquiera la más mínima influencia o referencia al cine de ese país. Es más, probablemente esta sea la producción más yanqui de todas las rusas de la historia, de manera tal que desde el punto de vista cinéfilo vaya buscando por otro lado. Ahora bien, para los amantes del género del terror se van a encontrar con la sensación de un buen producto. Repetido, pero bien hecho.