Una joven pareja pronta a casarse, decide pasar los días previos a la boda en una casa cercana a un lago, propiedad del futuro marido. Luego de que la despedida de soltero se pusiera un poco tensa, él decide ir al muelle a pensar en su futuro, momento en el que se aparece una extraña mujer, que le deja una vieja peineta. Lo que parecía un extraño encuentro, termina en una pesadilla, cuando un antiguo ser quiere apropiarse del novio, mientras el resto de la familia deberá buscar la forma de deshacerse de dicha criatura.
Desde Rusia nos llega una película de terror, que lo más interesante que tiene para ofrecer; es precisamente su país de origen y el género en si (estamos acostumbrados a que todo el cine europeo que nos llega se limita a los dramas). Y eso es todo.
Si, sonamos lapidarios al extremo, pero es que La sirena: la leyenda jamás contada, hace todo lo posible para situarse entre lo peor del año, ya que falla en casi todos los apartados en los que una película no debería. Y más si estamos hablando del horror.
Lo primero que no logramos entender de La sirena: la leyenda jamás contada es su nombre. Nunca vemos a la mitológica criatura en pantalla. Y si por sirena, se referían de forma metafórica al espíritu de una mujer ahogada, que busca atraer a su víctima al agua; la verdad es que ese mote se siente bastante rebuscado.
Pero sacando el detalle del nombre; el film nunca logra asustar. No solo porque la historia es súper conocida (persona que muere de forma trágica y su espíritu se queda en el lecho de muerte, acechando futuras víctimas). Sino que todos los intentos de sustos, son en base a jumpscares que ni siquiera están trabajados en los momentos previos. Mientras vemos el film, podemos adivinar cuando vamos a sufrir el subidón de volumen que intentará sobresaltarnos.
Los valores de producción tampoco destacan demasiado; notándose el bajo presupuesto y la poca imaginación para disimularlo, casi a cada momento. Desde escenarios reciclados donde se nota que solo cambio el tratamiento lumínico; así como el aspecto de la supuesta sirena; dejan una sensación de que estamos ante un proyecto amateur de estudiantes de cine, y no de una película hecha por un realizador que ya tiene varias cintas en su haber.
La sirena: la leyenda jamás contada termina cerrando el año de mala forma para el género del horror, que en este 2018 nos dejó varias buenas entregas. Estamos ante el claro ejemplo de película que termina dándole la razón a aquellos que aseguran que el terror es un género menor y en caída libre.