Una sirena enamorada que trata de separar a un joven de su novia por medios truculentos, genera una interesante confluencia de mitologías.
Definamos: el cine de terror y el cuento de hadas difieren sólo en grados y en el obligatorio final feliz del segundo. Esta curiosa película de horror rusa tiene defectos, por cierto, y también tiene el problema de, en muchas secuencias, concentrarse en el puro susto. Pero también tiene cierta originalidad, dado que se trata de algo así como una sirena enamorada que trata de separar a un joven de su novia por medios truculentos, que genera una interesante confluencia de mitologías.
También hay momentos donde el color y la luz hacen maravillas para “vestir” situaciones que tienden al cliché. No sólo vemos poquísimo cine ruso, sino que, además, hay excelentes autores en ese país que nos llegan sólo cuando tenemos la suerte de asistir a un festival, y por casualidades rarísimas encontramos estos productos de explotación. Pero igual cabe darle una oportunidad.