Suspenso sin recursos trillados
El director canadiense Denis Villeneuve (Incendies) incursiona en la producción hollywoodense con este envolvente thriller que reúne los elementos clásicos del género, con un estilo que evita el ritmo acelerado y frenético de las producciones comerciales y guarda muchas relaciones con la magistral Rio Místico de Clint Eastwood, sin llegar claro, a la excelencia del maestro.
La historia transcurre en un pueblo del norte de EEUU durante la celebración del Día de Acción de Gracias, donde dos familias devotas de clase media reunidas para la ocasión se ven sorprendidas por la desaparición de sus hijas menores.
Tras la intervención de un detective local, que no logra dar con el paradero de las niñas, el pánico va dominando a las familias y a uno de los padres, que desesperado y dispuesto a todo, decide ocuparse personalmente del asunto.
Un pueblo de la Norteamérica profunda, gélido y donde la lluvia nunca cesa es el marco ideal para un relato absorbente y perturbador que va construyendo en cada paso un drama intenso, donde el conflicto moral es el principal elemento catalizador de sus personajes.
Los laberintos que la película usa como insistente motivo visual también sirven como metáfora del dilema moral que enfrentan los personajes a medida que avanza la historia y los miedos, obsesiones y desconfianzas se apoderan de ellos.
Villeneuve logra usar con solvencia los elementos propios del thriller, sin necesidad de caer en recursos trillados, creando una atmósfera densa e inquietante al tiempo que perfila una bidimensionalidad a unos personajes que en otras manos podrían quedar en simples clichés, sin lograr la profundidad con que lo hizo Eastwood en Rio Místico, pero haciendo igualmente partícipe al espectador del dilema moral en el que estos sobreviven.
Pero gran parte del mérito reside también en las estupendas actuaciones, tanto de Hugh Jackman (claro favorito al Oscar), en el papel de ese padre normal, civilizado y sereno capaz de cubrirse de maldad y odio con tal de proteger a los suyos más allá de los límites racionales, como de Jake Gyllenhall (Donnie Darko, Secreto en la montaña), encarnando al detective encargado de la investigación, y el buen hacer de secundarios contrastados como María Bello (Una historia de violencia), Terrence Howard (Crash) o Paul Dano (Ruby Sparks, Pequeña Miss Sunshine, etc.), un chico capaz de provocar desconfianza, lastima e ira en cuestión de segundos.
Un par de equívocos narrativos y algún cabo suelto al final de la película no alcanzan para opacar este sombrío thriller que pese a su larga duración, absorbe y mantiene la atención hasta el final.