(anexo de crítica)
El director de “Incendios”, Denis Villeneuve, vuelve a los cines con un thriller que costó casi 50 millones de dólares y que apunta a desestructurar los clásicos esquemas de películas de gente “desaparecida”.
Protagonizada por un elenco de lujo que tiene a Hugh Jackman, Jake Gyllenhaal, Viola Davis, Maria Bello, Terrence Howard, Melissa Leo y Paula Dano, el director logra plasmar la psicología de cada uno de los personajes con mucho tiempo y eso es lo más interesante..
Temáticas y valores como la familia, el trabajo, la rutina, las creencias, son puestas en duda y en juego. Es como un barajar y dar de nuevo hasta que se empiezan a mezclar los conceptos de torturador y torturado en una pequeña localidad.
Día de acción de gracias. Dos niñas desaparecen. En la cara de todos sus familiares. Nadie vio nada. Excepto una vieja casa rodante. La desesperación de los padres llevada al extremo en escenas con silencios y diálogos desgarradores.
¿Cómo es que nadie vio nada? ¿Por qué no detienen al único sospechoso? ¿Qué hace la policía mientras la familia sigue esperanzada en la aparición con vida de las menores?
Algunas preguntas sin respuestas son manejadas de manera radical por los padres de las niñas, hasta el punto que su fe y su bondad roza el límite de lo ilegal.
Villeneuve construye una película con indicios esparcidos minuto a minuto. Si por momentos la desazón se transforma en iluminación es porque en oportunidades la identificación se va cambiando del sospechoso al sospechado.
Gyllenhaal interpreta a un detective que intentará ayudar a las familias de las niñas con todos los tics de los clásicos policiales y el distanciamiento necesario para generar un verosímil afectivo.
En el otro punto se encuentran Jackman y Howard, como los padres de las niñas desaparecidas. Débiles por momentos y por otros fuertes, luchando con sus propios demonios y vicios.
El zoom nos acerca a los espacios, nos introduce en los lugares en los que los personajes son y dejan de serlo. Secuencias oníricas para intentar explicitar los pensamientos de los padres que irrumpen y disrrumpen la linealidad y tranquilidad del relato.
Otro gran logro de Villeneuve es la composición de los protagonistas a través de los detalles. Los sospechosos son caballeros enigmáticos, con alguna característica visual y tics obsesivos, mientras que los familiares son construidos desde la utilización de ropa “aburrida” y “sin vida”.
Sobre la religión se va y se viene todo el tiempo. Por momentos se la idolatra, y en otros momentos la fe es lo peor que se pudo tener.
Película larga, abrumadora, pero con un gran trabajo de dirección y actuación, “La sospecha” tiene el sello de autor que siempre queremos en las convencionales estructuras argumentales.