La sublevación

Crítica de Lisandro Liberatto - Alta Peli

El director brasilero Raphael Aguinaga se le anima al cine argentino y estrena La Sublevación, una cinta que, a pesar de tratar temas sensibles, resulta una entretenida y tierna historia que nunca recurre al golpe bajo.

Rebelión geriátrica

Luego de la muerte de su hijo, Alicia es dejada por su nuera en un antiguo caserón que funciona como un hogar para ancianos. Allí adentro encontrará un mundo completamente distinto al que estaba acostumbrada. El tiempo pareciera no avanzar y las preocupaciones están reducidas al mínimo, siendo la primera y principal las próximas vacaciones de la cuidadora. Alicia comenzará también un romance con Juan, un recluido residente del hogar. Todo esto ocurre mientras la radio y la TV no dejan de hablar de la misma notica… el Vaticano clonó a Jesús!

Sin miedo al ridículo

La Sublevación es una película que resulta extraña desde su gestación. A pesar de ser un film nacional que habla sobre las posibilidades y limitaciones de la vejez, está dirigido por un joven director brasilero fanático del cine argentino. Sin lugar a dudas esto hace La Sublevación se vea como una película nacional, pero se sienta completamente distinta.

La historia del film transcurre casi en su totalidad dentro del hogar para ancianos Nuestra Señora de la Merced, el cual podríamos decir que es un personaje en sí mismo. Este caserón hermoso pero antiguo es casi una alegoría de la gente que lo habita. Los residentes de este microcosmos están desprovistos de toda preocupación y olvidados por el paso del tiempo. Ellos tan solo esperan el paso de los días hasta que finalmente la muerte venga a buscarlos. La trama toma un giro imprevisto cuando aparece esta historia sobre la segunda venida de Jesús. El mismo fue clonado por el Vaticano y, al igual que su novia, es portador de HIV. Aunque Aguinaga usa esta sub-trama como excusa para bajar línea contra la iglesia y los grandes laboratorios farmacéuticos, la crítica resulta poco zagas. De todas maneras, esta ridícula historia calza a la perfección en el film, y también le viene como anillo al dedo a los residentes del hogar de ancianos para comenzar la sublevación a la que hace referencia el título. Estos toques de comedia absurda hacen que La Sublevación nunca caiga en el golpe bajo que, debido a los delicados temas que pretende retratar, bien podrían haberlo hecho.

Raphael Aguinaga intenta abordar distintos temas y pasearse por varios géneros a lo largo del film que es a la vez su opera prima. Y lo cierto es que, aunque nunca derrapa por completo, esto termina por jugarle en contra a la película, ya que pareciera nunca tener en claro lo que quiere ser o contar.

Marilú Marini interpreta a Alicia, la nueva residente del hogar. Gran parte de la película esta vista a través de sus ojos. Es por medio de ella que nos introducimos en este mundo extraño (tanto para ella como para el espectador) de arrugas y cabellos grises. Gracias a una acertada actuación de Marini, nos resulta fácil familiarizarnos y relacionarnos con el resto de los personajes. El siempre correcto Arturo Goetz interpreta a Juan, el interés romántico de Alicia y la voz de la razón dentro del hogar. El elenco secundario acompaña como es debido, con simpáticas y tiernas actuaciones de gente como Lidia Catalano, Juan Carlos Galván y Luis Margarini, solo por nombrar algunos.

Conclusión

La Sublevación funciona a fuerza de buenas actuaciones y una simpática historia, aunque nunca termina de explorar todo su potencial. Se pasea por distintos géneros y aborda temas en los que apenas roza la superficie. Así y todo es un comienzo prometedor para Aguinaga como director, quien pareciera no tenerle miedo a explorar sus ideas por más ridículas que puedan llegar a parecer. Y en mi opinión, ese es el gran mérito de La Sublevación.