Dislate geriátrico
Hacia el final de esta película el espectador puede llegar a percibir, con bastante buena voluntad, un cierto intento de emular el espíritu de “Esperando la Carroza”, en cuanto a ese mensaje positivo acerca de la vejez. Sin embargo esa leve semejanza sólo llegará en la escena de los créditos, lo que pase antes está muy lejos de aquella comedia.
Alicia (Marilú Marini) es depositada en una casa de ancianos por su nuera, y alejada así de su vida cotidiana. En este hogar tan particular conocerá a otros ancianos allí internados, que están conmocionados por la noticia del momento: la aparición de un clon de Jesucristo. Cada uno carga con su historia, en particular un hombre misterioso que nunca sale de su habitación (Arturo Goetz), y que logrará encontrar en Alicia la esperanza perdida. Sin embargo, la tranquilidad de la casa se altera cuando el hijo de la enfermera del lugar, un drogadicto a quienes los viejos apodan “La Bruja”, llega a reemplazar a su madre.
La historia tiene poco, o ningún sentido. Distintos momentos de la vida en esa lúgubre casa, la triste cotidianeidad apenas interrumpida por la obsesión por ver en la televisión las novedades del caso del nuevo Cristo, o la presencia de la perversa figura de “La Bruja”, que somete a los internos y vende las medicaciones a cambio de éxtasis. Desafortunada e innecesariamente, la estructura narrativa del filme está compuesta por varios capítulos, separados por placas en negro con el título correspondiente a cada uno, frases siempre más interesantes que lo que termina ocurriendo en la película.
El filme no logra ubicarse en un género, por momentos es comedia, en otros drama, bordeando el absurdo y hasta la ciencia ficción. No es que se pretenda que se restrinja a un género, pero sí sería deseable que al menos encuentre un camino que le dé sentido.
Lo interesante son las actuaciones de los viejitos del asilo, así como la de Graciela Tenembaum, quien encarna a la paciente enfermera que se encarga sola de cuidarlos a todos.
Lo demás aburre por inconsistente y disparatado, en el peor sentido del disparate, aquel caprichoso y vacío de contenido, que ni siquiera logra causar gracia. No se puede evitar sentir que todos estos actores veteranos se merecían una película mejor para demostrar lo que aún son capaces de dar.