AMORES TRABAJOSOS
A Florencia Bertucelli el amor le da trabajo. En el cine. A sus personajes siempre les cuestan. Su rostro y gestualidad transmiten esa incesante búsqueda. No es fácil el amor. Y Daniel Burman la convoca para darle esperanza a esta Gloria más desilusionada que rota. Vivía en París con un novio insoportable. Y vuelve a Buenos Aires tras la muerte de su padre. Y aquí se reencuentra con una madre distante y manejadora y con un ex medio veleta, mentiroso y seductor. Y bueno, todo vuelve e empezar. Filme sobre las segundas oportunidades (para él también, divorciado, jugador de póker, inseguro). Burman respeta sus personajes, no los deja caer en ridículo, los defiende. Pero el filme está lejos de sus mejores películas ("El nido vacío"). Le falta gracia, chispa, más compromiso con el tema, ingenio. No está mal, pero es demasiada liviano.
Ella necesita creer en todo. El aprendió en el póker que no hay que mostrar las cartas ni el juego. Y que una buena mentira, en la timba y en el amor, siempre ayuda. El final feliz a toda música parece prometerle algo de esperanza a una Gloria desconcertada que, en la piel de una encantadora Florencia Bertucelli, parece decirnos que en el amor siempre hay que estar empezando. Y que en los afectos y en el naipe, en tus manos está la suerte.