Se fuerza la máquina...
En principio (y no digo nada nuevo), creo que Daniel Burman es un tipo inteligente y sensible, un sólido narrador y un (co)guionista con múltiples inquietudes. Sus películas están llenas de ideas (búsquedas, disparadores, preguntas, propuestas) en un mundo como el del cine en el que precisamente ninguna de todas esas cosas abundan.
Durante su primera etapa, con Daniel Hendler como actor-fetiche y alter-ego, consiguió en Esperando al Mesías (2000), El abrazo partido (2003) y Derecho de familia (2005) construir un universo distintivo. Admiro y celebro esa "trilogía".
Por diferentes motivos que no conozco (intuyo que son personales, comerciales y artísticos) decidió cerrar ese mundo propio y probar con otras historias, con personajes no tan cercanos en lo generacional. Llegaron entonces El nido vacío (2008), que me convenció más que Dos hermanos (2010), el mayor éxito de su carrera gracias al impacto popular de la dupla Antonio Gasalla-Graciela Borges.
Con La suerte en tus manos, Burman da una media vuelta, construye un regreso parcial. No retomó a Hendler (aunque Jorge Drexler, también uruguayo, podría ser algo así como un hermano mayor) ni recuperó del todo esa idiosincracia judía que estaba tan arraigada en su producción del quinquenio 2000-2005, pero por la edad de sus protagonistas y el tipo de conflictos íntimos que aquí desarrolla bien podríamos decir que se ubica a mitad de camino entre aquellos tres títulos y sus dos últimos trabajos.
El film tiene como "héroes" románticos a dos "antihéroes". Por un lado, está Uriel (un Drexler que no desentona pero tampoco logra brillar), cuarentón divorciado, padre de dos hijos, responsable de una financiera que heredó, músico frustrado y adicto al póquer. Abrumado por las responsabilidades, harto de los compromisos, decide practicarse una vasectomía para disfrutar de su recientemente adquirida soltería.
Por el otro, aparece Gloria (Valeria Bertuccelli, sólida como siempre, pero lejos de sus mejores trabajos), recién llegada de París para cumplir un último deseo de su padre y con la idea de terminar de una vez por todas su relación con un patético novio francés. Esta mujer cínica y bastante frustrada trata también de correrse de la sombra de una madre dominante y bastante despótica (Norma Aleandro), que es una eminencia cultural en la radio.
Película sobre las segundas oportunidades, La suerte en tus manos describe el reencuentro -20 años después- entre estos dos seres que fueron novios en la juventud y en principio no saben (o no se animan) si volver a serlo. Hay, por lo tanto, mentiras, condicionamientos, contradicciones que se acumulan y se interponen entre ambos. Más allá de las dudas y los reproches, ambos apostarán por momentos y a su manera para que "la cosa" funcione.
La película hace un buen uso de las locaciones (hoteles-casinos de lujo) y da un golpe de efecto con una subtrama que tiene que ver con (otra vez las segundas oportunidades) la reunión de la Trova Rosarina de Baglietto-Goldín-Garré-Abonizio y que no me convenció, como tampoco me entusiasmaron del todo los personajes secundarios (un fuerte del cine de Burman) de Luis Brandoni (un médico y confidente del protagonista bastante parecido al que hacía en la miniserie El hombre de tu vida), Aleandro, o Gabriel Schultz (el amigo "gracioso" de él).
La película se inspira y fluye sólo por momentos, se arriesga con (picotea en) muchos temas y por momentos peca de superficial (igual, son punzantes las pinceladas sobre la "inconsistencia" masculina, esa inmadurez que deviene en falta de compromiso). Me costó más que otros trabajos de Burman disfrutarla como un todo, la noté más forzada. Sin embargo, aún con estos u otros reparos, con sus hallazgos parciales, me parece un largometraje que merece ser visto, analizado y discutido. No tenemos demasiados cineastas de su talla y, aún cuando pueda ser considerada un film algo fallido, tiene -como apuntaba en la introducción- muchas aristas interesantes.
Creo que Burman está en un momento de renovación y cambio y, en ese sentido, esta parece una película "de transición", algo tironeada entre entre las búsquedas personales y las necesidades de un director industrial de llegada masiva. Sólo él tiene la respuesta sobre su futuro. La suerte está en sus manos.