El juego y el amor en las mismas manos
El nuevo trabajo de uno de los precursores del llamado Nuevo Cine Argentino, y que lanzara a su vez la carrera cinematografía de su actor fetiche Daniel Hendler, parece haber encontrado un punto de inflexión.
SI bien es cierto que La suerte en tus manos mantiene los temas distintivos de aquel universo construido a partir de Esperando al Mesías (2000), El abrazo partido (2003) y Derecho de familia (2005), en el que conflictos existenciales, familias distanciadas, la búsqueda del verdadero amor y las segundas oportunidades eran el eje de un relato capaz de capturar una perspectiva profunda y cotidiana a la vez, este octavo largometraje con producción argentino-española presenta ligeros cambios que, lejos de sumar, llevan a preguntarse los porqué del cambio.
Así es como los afectos, el amor y la religión quedan librados al azar y la fortuna del destino en una comedia romántica de reencuentros y segundas oportunidades que profundiza muy poco en dichos temas volviendo reiterativas y previsibles muchas de las situaciones.
Llamativamente, Burman se distancia un poco de la construcción de los personajes, algo que llevó a distinguirlo del resto en sus comienzos, y lo reemplaza por la naturalidad y jerarquía de un gran elenco. Esta vez sin Daniel Hendler, pero con un descubrimiento muy parecido que marca el debut actoral de Jorge Drexler (reconocido cantante uruguayo que adquirió popularidad al recibir el Oscar por la canción "Al otro lado del río" por la película "Diarios de motocicleta") más extrovertido y carismático que aquel; una Valeria Bertuccelli, cuyo registro actoral invariable a lo largo de su carrera pareciera posicionarla siempre en el mismo papel, logra en esta oportunidad interesar más que el protagonista; y un gran elenco secundario conformado por Norma Aleandro, Luis Brandoni, Lucciano Pizzichini entre otros, que aportan presencia y naturalidad a sus personajes pero no logran crear una empatía con el espectador y terminan siendo indiferentes.
A pesar de la excelente factura técnica y visual a la que ya nos tiene acostumbrados, puede verse algunos cambios estéticos en cuanto a luz y claridad en la puesta, así como algunos cambios de registro a lo largo del relato que logran confundir un poco hacia donde va su estilo. (Al comienzo, la charla del protagonista con su médico y la escena del entierro, con saltos de cámara sobre el eje, por ejemplo, o la innecesaria incorporación de cierto homenaje musical para reforzar la idea de las segundas oportunidades con “la Trova Rosarina de Baglietto-Goldín-Garré-Abonizio”). Tampoco aportan nada dramáticamente ciertas escenas surrealistas, aunque si forman parte de su firma personal.
Por momentos este film remite a Y si la cosa funciona, una de las ultimas producciones de Woody Allen que no se caracterizó por presentar grandes atributos, pero aun así lejos está de aquella.
La suerte en tus manos es una película con muy poco de aquella idiosincrasia judía tan arraigada en sus primeras producciones, algún que otro momento de humor, poco atractiva narrativamente y sin mayores pretensiones que fluye gracias a la gran dirección de actores. Merece ser discutida tal vez, pero sólo “la próxima mano” nos develará el destino del estilo Burman.