Las segundas oportunidades
Tras Dos hermanos, Daniel Burman volvió a coincidir con la edad de sus personajes.
Son pocos los directores argentinos que pueden mostrar una carrera tan sólida como Daniel Burman. El responsable de películas inolvidables como Derecho de familia, El abrazo partido y Dos hermanos fueron parte de esa camada de realizadores del Nuevo Cine Argentino, pero también el que desde el comienzo mostró su obsesión por ofrecer un cine industrial con una realización cuidada que tuviera algo que decir.
Esta capacidad de contar historias acompañó su crecimiento y si se quiere, cada uno de sus films respondió a una etapa de su vida. Sin embargo, a partir de El nido vacío, la narrativa de Burman da un salto con personajes cincuentones en crisis y se profundiza con Dos hermanos, una comedia irregular con dos protagonistas maduros como Graciela Borges y Antonio Gasalla.
Con La suerte en sus manos, protagonizada por el músico uruguayo Jorge Drexler y Valeria Bertuccelli, vuelve a coincidir con la edad de sus criaturas, en un relato que se asienta sobre el tópico de las segundas oportunidades desde un cuarentón divorciado, sobrecargado de deberes y responsabilidades –dos hijos, una financiera– que decide someterse a una vasectomía para eliminar cualquier posibilidad de volver a ser padre y la relación que retoma 20 años después con el personaje de Bertuccelli, que vuelve al país desde Europa, termina un noviazgo que no va a ninguna parte con un francés y se reencuentra con su madre (Norma Aleandro), que la sigue ahogando como en su adolescencia.
La posibilidad del amor en la edad madura, aun con las manías y costumbres de personajes con una vida recorrida –el poker como refugio acogedor en impersonales casinos de provincia, la obsesión por los hoteles alojamiento, el cinismo frente a una relación estable, algunos de los síntomas de la neurosis urbana– son los elementos con los que el director construye una historia deshilachada, que se rodea de una subtrama molesta como el regreso a los escenarios de la mítica trova rosarina de los años ochenta –con Juan Carlos Baglietto, Silvina Garré, Rubén Goldín y Adrián Abonizio incluidos– y no logra darle entidad a personajes secundarios perfilados a medias, como el de Gabriel Shultz como amigo del protagonista y en menor medida el médico que interpreta Luis Brandoni. E incluso la judicidad porteña como recurso eficaz de la comedia, un recurso que Burman maneja como nadie, aquí muestra una alarmante falta de timing.
En definitiva, La suerte en tus manos no es una mala película, pero se podría especular que Burman no confió en su propio talento para contar una historia sencilla sobre el miedo al compromiso y sobrecargó al relato de elementos innecesarios.