La historia comienza con un hombre en sus 40 (Jorge Drexler) que decide hacerse una vasectomía en pos de tener libertad sexual que no derive en una posible futura y nueva familia (ya tiene dos hijos). El inesperado encuentro con un viejo amor cambiará en algo sus planes. Burman juega con los actores a solidificar sus personajes mediante la creación de un vínculo notablemente delineado. Hay algo de fresco en Drexler (en su debut actoral) que a la vez remite a los personajes que Daniel Hendler ha compuesto para el mismo director. En este sentido están cortados por la misma tijera con lo cual, la búsqueda de empatía con el espectador está a la orden del día. Hay una relación del personaje con la adicción al juego “controlada” cuya relación con sus acciones es difícil de determinar. De todos modos sigue siendo Burman marca registrada en tanto la mirada sobre la sociedad desde la intimidad de sus criaturas. Rosario y Buenos Aires ofician de polos extremos para contar lo mismo. Grandes ciudades, con gente que les da vida.