Ensamble de actores acartonados
Para empezar hay que aclarar que La suerte en tus manos, junto a su predecesora Mi primera boda, de Ariel Winograd, nos lleva a replantearnos un nuevo rumbo en las comedias argentinas. Ambas plantean un estilo diferente de film, abandonando esa cuasi implícita lástima o compasión que uno como espectador tenía que tenerle a las producciones nacionales por sus bajos presupuestos. Es importante decir que cuando hago este tan despectivo comentario, excluyo muchas de las películas que no han entrado en el círculo comercial y también poseen nacionalidad argentina (ya personificando y dándole entidad de humano al film). En fin, a lo que quiero referirme es a la prolijidad con la que ha trabajado el director Daniel Burman. Se nota y deja una marca ese esfuerzo porque se respeten los enfoques y los estilos de música. Parece un tanto conformista resaltar que da una sensación de armonía. Pero considerando que desde hace ya mucho tiempo convivimos con la desprolijidad de los directores, parece buena la oportunidad de resaltarlo.
Más allá de todos estos halagos debo decir que el contenido del film es bastante pobre. Los actores resultan acartonados y absolutamente distanciados de sus sentimientos. Es Jorge Drexler una de las grandes incertidumbres. ¿Qué hace una persona que no sabe actuar siendo protagonista? Sabe cantar (es más, lo hace muy bien) pero en ningún momento su papel es ese. Demás esta decir que Valeria Bertuccelli hace siempre de ella, aunque debo resaltar que en películas como Un novio para mi mujer su papel es mucho más atractivo que el que se le da aquí.
Existe últimamente en el cine y en la televisión esa suerte de costumbre de poner a dos o tres actores reconocidos para que salven o nivelen la poca calidad de los demás. Esto también se ve en La suerte en tus manos. Pero, como es de esperarse, el resultado no varía mucho al incorporar a Luis Brandoni y Norma Aleandro. Cuando la argumentación y los actores no acompañan, difícilmente un parche como tal conduzca a la salvación. Pero son estos dos últimos quienes aportan (más que nada Brandoni, porque Aleandro está medio pintada) ese tono de chascarillo y humor al producto.
El argumento es una historia de amor con un toque de comedia y drama (si se puede decir que se logra). Uriel, interpretado por Drexler, es un cuarentón separado y con dos hijos. Hace una vida de galán encontrando aventuras con cuanta mujer se cruce por su camino. Como todo galán, miente para lograr que sus chicas escuchen lo que quieren escuchar. A esto se le agrega su afición al póker: es un amante de las fichas y las cartas. Para todo esto, del otro lado aparece Gloria (Valeria Bertuccelli). Ella recién llega de España y su situación es de absoluta desolación. Su padre ha muerto y con su madre no mantiene una buena relación. Peor que eso, porque se ven pero no congenian en nada. La suerte los encontrará en un evento de póker. Allí recordarán la relación que tuvieron de jóvenes e intentarán conocerse más.
Así de vacía, como este resumen del argumento, es la película. Sin más que entretener un rato, está destinada al olvido. Es de esos films correctos (en lo que refiere a imagen y sonido) pero que no dejan absolutamente nada.