Un libro mal adaptado.
Estrenada en el Festival Internacional de Cine de Toronto 2014, La teoría del todo cuenta la historia de la relación de pareja entre el famoso cosmólogo Stephen Hawking y su primera esposa, Jane Wilde. La película, nominada para cinco premios Oscar (en las categorías Mejor film, Actor, Actriz, Guión adaptado y Banda sonora), está basada en un libro de memorias de la propia Wilde, Hacia el infinito, publicado en 2007. Wilde, quien había escrito en 1994 otro libro similar, Música para mover las estrellas, se separó en malos términos de Hawking en 1990, pero luego se reconcilió, un dato clave para entender el tono de este film. El científico se volvió a casar, con una de sus enfermeras, Elaine Mason, de la cual se separó en 2006 en medio de un escándalo: según él, Mason lo habría sometido a maltrato físico y psicológico (los detalles, agitados en su momento por la prensa sensacionalista británica, son bastante escabrosos). Todo este prolegómeno es útil para aclarar que el biopic dirigido por el británico James Marsh (ganador del Oscar al Mejor documental en 2008 por Man On Wire) es algo así como la versión oficial de esa relación, una película que parece nacida de un acuerdo de partes posdivorcio, orientada a rescatar lo mejor y obviar lo peor de ese matrimonio que duró veinticinco años y del que nacieron tres hijos. En el inicio de la película, Hawking y Wilde, ambos estudiantes en la Universidad de Cambridge (él, de cosmología; ella, de poesía española), se conocen en una fiesta y traban un vínculo que estará marcado casi todo el tiempo por el amor que se profesan, la abnegación de ella y el carácter apacible de él. Naturalmente, hay referencias a los logros de Hawking como científico (demostró junto con Roger Penrose que la teoría de la relatividad de Einstein implica que el espacio y el tiempo tienen un principio en el Big Bang y un final en los agujeros negros, que, a su vez, podían emitir radiación y desaparecer), pero aquí se trata sobre todo de la vida de una pareja en circunstancias extraordinarias (la escena en la que Hawking debe defender una de sus tesis es una de las más flojas del film). Es probable que Eddie Readmayne se lleve un Oscar (los integrantes de la Academia valoran especialmente este tipo de papeles, basta con recordar el premio a Daniel Day-Lewis por Mi pie izquierdo en el 90) y que Hawking sea homenajeado en esa ceremonia. Pero lo indudable es que La teoría del todo evade cuidadosamente todo tipo de polémica y busca con denuedo el consenso con estrategias cinematográficas que terminan aburriendo de tan convencionales.