La omisión de Hawking.
Aunque la película tiene varios puntos flojos, la actuación de Eddie Redmayne es digna de ser vista.
Ante todo, una aclaración. Se supone que La teoría del todo cuenta la vida de Stephen Hawking, pero en realidad es la biopic de Jane Wilde Hawking, la primera mujer del científico. La película está basada en su libro Hacia el infinito – Mi vida con Stephen Hawking, y se nota: todo está contado desde su punto de vista. Más que los descubrimientos de uno de los supuestos genios de nuestra era, lo que muestra este melodrama es cómo una mujer se las puede arreglar para llevar adelante un hogar habitado por tres hijos y un marido con una severa discapacidad motriz.
En esta historia, Hawking es el coprotagonista. Y sí, la actuación de Eddie Redmayne es muy buena, y seguramente le valdrá un Oscar: ya se sabe cuánto ama Hollywood las encarnaciones de personajes con problemas físicos y/o mentales. Pero poco nos enteramos de sus sentimientos, más allá de la depresión y la ira que lo embargan cuando le diagnostican la enfermedad degenerativa que lo terminó convirtiendo en el monstruo sabio que todos conocemos. Tampoco nos enteramos demasiado de su trabajo y sus teorías. Hay un par esbozadas al principio, pero más allá de alguna línea de diálogo (“sos un científico conocido en todo el mundo”, le dice -nos dice- el padre), no sabemos muy bien de qué vive. Si Hawking es un genio, no queda del todo claro por qué. Se alegará que son temas demasiado complicados para un producto destinado a la masividad: tal vez, pero si Breve historia del tiempo supo ser un best-seller, significa que los conceptos de Hawking no son tan inaccesibles para el gran público.
Lo que sí se muestra con bastante detalle es la vida cotidiana de la familia Hawking. Y la abnegación de su mujer: de ella sí se ven su amor incondicional, su sufrimiento, su desaliento. Pero, al parecer, el libro cuenta detalles ásperos -ni más ni menos que las desavenencias de cualquier matrimonio- que el guión omite para presentar una versión edulcorada de la pareja. Ella es una esposa, madre y ama de casa ejemplar. El, un genio con un gran sentido del humor, admirable estoicismo ante la enfermedad y un optimismo inquebrantable.
Hay otra omisión llamativa: la sexualidad. ¿Cómo se las arregló Hawking para tener tres hijos? Otra vez, es un tema apenas sugerido en un par de diálogos. Se nos acusará de morbosos, pero es la película la que eligió privilegiar el terreno doméstico/íntimo por sobre el laboral. Y no termina de satisfacer en ninguno de los dos.