El lado oculto de la ciencia
La Teoría del Todo es un acercamiento a la vida del célebre científico Stephen Hawking. Es importante hacer la aclaración para aquellos interesados en buscar una explicación llana y masiva de sus teorías que tiene poco que ver con sus descubrimientos, su inteligencia o su camino para llegar a ser uno de los hombres de ciencia más reconocidos del siglo XX, ya que se basa en el libro de su primera esposa para dramatizar la relación entre ellos y las dificultades que atravesaron por la conocida enfermedad de Hawking. Es inevitable que estén, pero las teorías están en un segundo plano y no se encargan de iluminar a ningún desprevenido.
Con una fotografía original que refuerza la melancolía de los planos y le da un toque conocido a este tipo de films dramáticos, la “Teoría del todo” encuentra a una pareja en dificultades en la cual Eddie Redmayne lleva muy bien un papel complicado, con una evolución correcta de la enfermedad. Sabe interpretar muy bien el empuje por vivir y la fuerza de su personalidad, a pesar de los momentos emotivos que se exhiben, Redmayne nos muestra a un Hawking contemplativo con un amor por vivir que no parece tener fisura alguna, que comprende su situación y no tiene ataduras, o más bien, celos. El film se encarga de mostrar la relación del científico con sus teorías, en el que Hawking, como todo buen hombre de ciencia, sabe que lo que hoy funciona, mañana es descartable. Esa es la filosofía de fondo, pero también plasma muy bien el hecho de que las relaciones humanas son más fuertes que un vínculo de momento, como ocurre en papeles de genios sociópatas que están de moda (teléfono Cumberbatch (?)).
Se trata de una conmovedora historia de amor y lucha, donde la que más parece sufrir es Jane Hawking (Felicity Jones), cuya posición no es fácil pero no tanto como la del científico, y en su interpretación ella no se destaca ni para bien ni para mal al demostrar ese papel. El resto del elenco sabe acompañar, pero ninguno es demasiado relevante dentro del argumento, inclusive Jonathan (Charlie Cox).
La teoría del todo, película que cosechó varias nominaciones a los Oscars, es una película recomendable, bien llevada por el director James Marsh que supo como mantener cautivo y no convertir este film en una película con el golpe bajo constante donde la moraleja se ve sobre el final. La lucha y las dificultades son naturales, pero también la alegría de vivir aún en condiciones adversas y esa es la alegría que logra transmitir el film. No significa que no haya drama o no pueda haber más de una lágrima, porque lo hay en grandes cantidades, pero los logros y la exhibida personalidad del científico con toques alegres saben matizar los golpes bajos, al punto de hacerlos insignificantes.
Por Germán Morales