La teoría del todo encaja perfectamente dentro de los esquemas de una biopic melodramática poniendo el énfasis no en la vida profesional de una de las mentes más brillantes de las últimas décadas, sino en su vida romántica. Basada en las memorias de la primera esposa de Stephen Hawking, la película avanza parejo desenvolviéndose en los campos de la tragedia mientras la enfermedad del astrofísico se deteriora.
Sería injusto acusar que el efectivísimo de la película se da en función de la faceta lacrimógena de la historia. Aquel que no conozca los padecimientos de este hombre de ciencia merece ahogarse en sus propias lagrimas. Desde el comienzo se sabe que el relato nos desnudará las crudas condiciones de un joven que se retorcerá hasta quedar inmovilizado por su cruel enfermedad, con lo cual esa sorpresa no debería ser tal. Por el contrario su duro pesar está acompañado de un agradable sentido del humor y una delicada sutileza que parece ofrecer un justo retrato de la personalidad del protagonista. El mismo Stephen Hawking dijo sobre Eddie Redmayne "Creí que era yo en la pantalla". Y su performance no es solo la consecuencia de una detallada observación sobre el verdadero Hawking. Redmayne, ayudado por un coreógrafo profesional, pasó meses estudiando la motricidad de pacientes con Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA). Los extraordinarios resultados pueden verse entre los fotogramas de esta película que se alza como firme candidata al Oscar en materia de interpretaciones.
Ahora bien, la mayor decepción se la llevarán aquellos que esperen ver una película sobre la obra e influencia de Stephen Hawking en los campos de la ciencia. De hecho hubiera sido más justo si el film hiciera referencia a Jane Hawking en vez de a su marido, porque realmente la historia pareciera centrarse mucho más en ella. Y esto no debería ser necesariamente un problema fuera del blanqueo de contar la historia de una figura de menor renombre que la que aquí se propone. En cualquier caso quizás lo más recriminable hacia su director James Marsh es que todo lo que aquí se expone no son más que extractos que se pueden encontrar en cualquier biografía. La teoría del todo se muestra un tanto superficial en planteamientos que podrían haber sido un poco más desafiantes. Pareciera que el director y sus guionistas no quisieron arriesgar nada y atenerse a lo que cualquier biografía de internet tiene para contar. Así y todo son sus características más amenas y amigables las que lo convierten un producto fácil de digerir y si bien puede no pasar a la historia como una producción memorable, sin dudas será recordada por la actuación de su protagonista Eddie Redmayne.