Cuidado con las imitaciones
La cartelera local quiso que La teoría del todo se estrene el mismo día que el El código Enigma (The Imitation Game). También el azar las hace convivir en la misma entrega del Oscar. Ver ambas películas en la misma semana es como ver la misma película dos veces. No, claro que no son iguales, pero toda la idea que tienen del cine es igualmente pobre. Qué reciban tantas nominaciones y favor del público creo que se debe a que en un mundo con tanta oferta de cine donde es difícil entender y evaluar todo, esta clase de films ofrecen algunas puertas de entrada que se han vuelto las elegidas por muchos.
Si El código Enigma pertenece a las biografías que buscan el chisme, sin duda La teoría del todo también. Stephen Hawking es el nombre del protagonista, su vida, su obra y él mismo es mundialmente famoso. Su historia, increíble desde muchos aspectos. La teoría del todo se sumerge en la enciclopedia mundial del cliché de films biográficos para lanzarse a la más rutinaria de las experiencias biográficas del año. No, tal vez no del todo rutinaria, tal vez su inclinación hacia la sensiblería el mensaje de autoayuda la hace desbarrancar un poco que a su compañera de estreno ya mencionada. Sin embargo la trampa más precisa que nos prepara siempre el biopic es la actuación. Eddie Redmayne interpreta a Stephen Hawking de forma insufrible. Esas actuaciones demagógicas, especulativas, que apuntan solo a buscar premios, que quieren la aprobación directa, que no explorar, sino que imitan, que basan su éxito en ser una caracterización real del personaje elegido. Ya varios actores y actrices han arrasado con premios debido a eso. Así es la vida de los premios, tal vez los cinéfilos debamos simplemente ignorarlos. El cine está lleno de posibilidades, estas películas intentan eliminarlas todas. Una vez más: ¿Siendo tan subjetiva la apreciación de una actuación, como saber cual es buena? Para muchos la respuesta es: imitación perfecta de alguien que precise un esfuerzo físico visible. Bueno, eso tiene La teoría del todo y por eso, y careciendo de cualquier mérito puramente cinematográfico, logró posicionarse en el mapa.
¿Les interesa Alan Turing? ¿Les interesa Stephen Hawking? Bueno, podemos buscarlos en libros y documentales televisivos. Estos films que hoy se estrenan juntos son una muestra muy pobre de las posibilidades del arte cinematográfico. Que se sumen a la horrible Selma habla de una mirada del cine que ha perdido el rumbo. Por suerte Francotirador de Clint Eastwood es la contracara de esta clase de cine. Eastwood no está nominado a mejor director, para corroborar todas las malas señales. Una curiosidad final: Benedict Cumberbatch interpretó a Hawking hace unos años. Hubieran fusionado los dos proyectos y nos ahorraban dos horas.