Heridas que no cierran
Las relaciones familiares conflictivas son abordadas en el nuevo trabajo de Celina Murga, que contó esta vez con la producción de Martin Scorsese. La realizadora de Ana y los Otros, Una semana solos y Escuela Normal tiene una particular manera de narrar, donde no todo se cuenta ni todo se dice.
Nicolás (Alián Devetac) es un adolescente que vive con su madre y sus hermanos menores en una pequeña ciudad de Entre Ríos. Su padre, Jorge (Daniel Veronese) es un respetado médico del lugar que sueña con que Nicolás sea su sucesor. Pero el chico sufre además por la doble vida que lleva su padre. Entre dos familias y ubicado en una suerte de "tercera orilla" a la que alude el título, el protagonista debe tomar una decisión para cambiar su futuro.
Narrada desde el punto de vista del adolecente, el relato se limita a mostrar el mundo circundante del joven protagonista, callado y observador, pero atento al más mínimo detalle. En La tercera orilla no todo se hace explícito, sino que por el contrario, el clima elegido por la directora es dramático pero sin lágrimas, sólo de emociones contenidas.
Resulta interesante la escena en la que el padre lleva a Nicolás a un cabaret o los silencios cuando ambos van juntos en la camioneta. Una película que seguramente no será del gusto de todos, pero que impone con sensibilidad su aire bucólico y donde el silencio lleva a un estallido final.