Emotivas y bellas postales desde el Chaco
Una ópera prima local con variados aciertos
En una de las primeras imágenes de este film, la cámara hace un paneo lento, a la velocidad necesaria para que el espectador pueda leer el cartel que marca la entrada al espacio escénico y al pueblo en que transcurrirá la historia. "La Tigra, rugir del Chaco", dice sobre el arco de ingreso del lugar al que regresará Esteban (Ezequiel Tronconi) en busca de su padre. Claro que ni el nombre del paraje ni su slogan tienen, en apariencia, demasiado que ver con sus calles más que tranquilas, donde hasta el sonido de los pájaros se escuchan al mínimo.
En el marco de la eterna siesta en la que parece transcurrir el pueblo de cielos interminables (captados por una fotografía de notable lirismo y belleza, a cargo de Paula Gullco), Esteban no encontrará a su papá pero si tendrá la compañía y el cobijo de su tía Candelaria. Interpretada con soltura y una increíble dosis de melancolía por Ana Allende -más que notable en la escena aparentemente sencilla en la que le canta a su perro- una de las varias vecinas de La Tigra que participó de esta ópera prima de Federico Godfrid y Juan Sasiaín.
Con un guión que se ahorra diálogos demasiado explicativos pero que al mismo tiempo, por su mismo estilo de dirección e interpretación, puede resultar algo repetitivo en sus intenciones, La Tigra, Chaco cuenta con un dúo protagónico tan expresivo como carismático. A la espera del padre camionero ausente y sus graciosos y tiernos intercambios con la tía Candelaria, Esteban irá en busca de Vero (Guadalupe Docampo), su amiga de la infancia. A partir de ese encuentro y sin dejar de lado la línea argumental del implícito conflicto familiar, la película explora la atracción, el seductor baile de acercamiento y distancia entre la pareja que comunica sus intenciones, sus deseos en conflicto con unas pocas miradas que la cámara apenas capta.
Para el espectador iniciado en los temas y la cadencia del nuevo cine argentino, La Tigra, Chaco es una propuesta interesante pero sobre todo sorprendentemente emotiva.