Basado en la saga escrita por Stephen King éste filme entra en el orden de lo ininteligible, pues entender la historia que narra es posible gracias al esfuerzo del espectador, pues no queda muy claro que se quiso contar.
Por supuesto que la entendible, y maltratada idea de la lucha entre el bien y el mal, es todo por lo que circula en la narración, no sólo es clara sino que, y por si fuera poco, es explicitado desde los diálogos.
Vayamos despacio, para barullo y apuro esta el mismísimo texto fílmico. “La torre oscura”, que nunca se explica la razón de ser oscura, es una película de ciencia ficción con mezclas de géneros que sólo embarullan el relato, así nos encontramos frente a una exposición épica, con mucho de fantasía, ambientada y jugada desde algún que otro personaje como un western.
Narra la historia de Jake (Tom Taylor), un chico, huérfano de padre, quien vive con su madre y la nueva pareja de ésta. Sufre pesadillas en las que avecina sobre un mundo paralelo en el que el “pistolero” Roland (Idris Elba) está enfrascado en pos de una venganza contra Walter (Matthew McConaughey) conocido como el Hombre de Negro, un villano malo, pero malo.
El problema de la cinta es que el protagonista es Roland, que es quien debe cuidar a la torre pues ella es la que promueve y mantiene alejado al mal del mundo, el antagonista es Walter, que es quien quiere destruir la torre, pero el foco esta puesto en Jake.
Ninguno de los tres personajes esta bien desarrollado, ni justificado, nada se sabe de motivaciones, lo mismo sucede con el intento de subtrama, puesta en juego en la familia de Jake.
Tampoco se establece de manera verosímil el universo en que quiere desarrollar la trama principal, este se pierde en la excesiva exposición de los efectos especiales en vez de construirlo desde el diseño de arte, donde la fotografía tampoco ayuda demasiado, tan oscura como la torre del titulo, pero no en sentido de esteticismo necesario sino, y posiblemente por desidia, la misma que se aparece en la traslación de la literatura, son 8 los libros de la saga, reducidos en 95 minutos-
La música por su parte, tan empática y anodina como el resto de la realización, si es que hay algo que aclarar. El diseño de sonido, la idea misma y su constitución, son lo mejor de toda la producción.
Una perdida de tiempo, aburrida además de confusa, en que se ha desperdiciado a dos buenos actores, Idris Elba se lleva la mejor parte, con algunos matices en su actuación, mientras Mattheu McConaughey está totalmente desperdiciado, un par de gestos para ser un malo, malo.
El filme cierra con la posibilidad de una segunda parte, dependiendo de la recaudación que genere esta.