La Torre Oscura es una película alienante que deja a los espectadores afuera, no porque resulte demasiado críptica o rebuscada, sino porque busca mezclar terror, aventura, ciencia ficción y western, inspirándose en la célebre novela de Stephen King, pero sin tomarse el tiempo necesario para desarrollar ninguno de los géneros, y lo que es peor, tampoco hace demasiado por sus personajes. Así, consigue resultar tediosa en medio de acción que jamás se detiene, y en apenas noventa y cinco minutos condensa todo el argumento del libro en un par de flashbacks, montaje vertiginoso y alguna que otra referencia al universo King. La conclusión es una película que no resulta atractiva ni para quienes leyeron la obra original (demasiados cambios, mayormente eliminando lo más oscuro de un autor que se caracteriza justamente por narrar mundos oscuros), ni tampoco para quienes buscan apenas entretenerse un rato.
Partiendo apenas de la premisa del primer libro de la saga, La Torre Oscura presenta la historia de un pistolero (“The Gunslinger”) interpretado por Idris Elba, que un día se cruza en su mundo con Jake (Tom Taylor), un niño que tiene poder psíquicos y es capaz de ver a través de otros mundos y prever el fin de los mismos. Hay, lógicamente, una torre oscura que se sostiene hace mucho tiempo, y que está siendo destrozada de a poco por un malvado hechicero que busca demolerla, extrayendo el poder de los niños “especiales” como Jake. La torre, claro, es el último bastión de la humanidad, que mantiene alejados a los demonios y monstruos del universo, y está en constante peligro, al menos mientras exista la maldad.
Nikolaj Arcel dirige sin tener demasiado en claro hacia dónde va el relato, esbozando escenas de acción tan lamentables que hacen que Wanted parezca una épica de John Woo en comparación. Mathew McConaughey interpreta al hechicero (más conocido y temido como “El hombre de negro”) y el folklore King queda reducido a un segundo plano: en algún momento apenas se menciona alguna curiosidad de estos otros mundos donde antes hablaban los animales, pero no hay mucho más que eso.
Stephen King ha tenido su cuota de adaptaciones lamentables, probablemente más que ningún otro autor, pero La Torre Oscura marca una nueva caída, de la cual será difícil reponerse si se busca que la saga continúe cinematográficamente.