El comienzo resulta atrapante y ronda sobre situaciones extrañas que vive un adolescente de nombre Jake Chambers (Tom Taylor), quien tiene terribles sueños y visiones, las vuelca en sus dibujos y se van vinculando con extraños terremotos que suceden en el lugar. Todos lo toman por loco, nadie le cree lo que dice y hasta lo vienen a buscar de una clínica psiquiátrica Jill (Eva Kaminsky) y Toby (Robbie McLean) quienes son los encargados de esto. Pero Jake es rápido y huye.
A partir de ese momento nos metemos en la segunda parte que resulta más fantasiosa, con toques épicos, de western, una buena ambientación, buena fotografía, mucha acción y buenos efectos especiales. Nos volvemos a encontrar la legendaria lucha entre el mal y el bien, donde está el aprendiz y maestro, Roland “el pistolero” Deschain (Idris Elba, “Prometeo”) y un aterrador villano Walter Padick (Matthew McConaughey, “Interestelar”), quien destruye familias ya lo ha hecho con la de Roland y ahora es el turno de Jake, de la madre del joven, Laurie (Katheryn Winnick, “Como se fuera la primera vez”), su padrastro y el único que se salva es su hermano Timmy (Michael Barbieri).
Termina siendo una adaptación hecha para adolescente y adultos, con un ligero toque de Stephen King, tiene demasiados guionistas: Akiva Goldsman, Jeff Pinkner, Anders Thomas Jensen y Nikolaj Arcel. Entre los puntos flojos de la panícula se puede señalar la falta desarrollo de los personajes y aunque es dinámica resulta convencional, concluyendo en un pasatiempo entretenido.