El Soderbergh más duro está de regreso
De vez en cuando Stevn Soderbergh se ocupa del cine negro sin los toques de comedia de la saga de «La gran estafa». En este género ha logrado algunos de sus mejores films -tal vez no precisamente los más conocidos- como «Vengar la sangre» o «The Underneath». Esta veta también es la de este nuevo thriller con una trama que le permite al director experimentar con un grado de violencia inédito -y difícil de encontrar en cualquier film hollywoodense con semejante elenco- sino también con un ritmo narrativo realmente vertiginoso, ya que básicamente toda la película es la historia de una larga fuga de una agente secreta traicionada por su agencia y acusada de crímenes que no cometió.
Gina Carano se luce como una heroína capaz de liquidar al peor asesino armada solamente con sus manos -sin olvidar sus terribles patadas y el uso intensivo de cualquier elemento que tenga cerca, al estilo de Jackie Chan, sólo que sin la menor pizca de humor-. Esta agente, ex marine, trabaja para una agencia privada que hace trabajos sucios de algunos gobiernos, pero el que la contrata es su ex (Ewan Mc Gregor), quien no piensa perdonar su deserción. Así es como luego de un trabajo en Barcelona donde debe rescatar a un periodista secuestrado, las cosas empiezan a complicarse debido al complot para hacerla quedar como asesina del rehén y luego poder eliminarla sin mayores explicaciones. Sólo que la gran cualidad de esta chica es no dejarse matar así nomás, lo que la lleva a huir desde Dublin a Nueva York perseguida por todas las fuerzas de seguridad, ya que ha sido incluida en la lista de los terroristas mas buscados.
Si bien el director maneja sus códigos habituales de narración no lineal y cambios cromáticos para señalar distintos niveles de flashbacks, una vez que se centra en las escenas de acción la película logra un ritmo endemoniado no sólo dada la naturaleza de la historia, sino también gracias a la elaboradísima puesta en escena que tiene momentos realmente brillantes, especialmente durante la extenuante fuga de la protagonista por los techos de la capital irlandesa.
Obviamente el film sería imposible sin el talento de la campeonas de artes marciales Gina Carano (a la que Soderbergh logra hacer actuar, no sólo dar patadas) pero en medio del elenco con grandes nombres (muchos solo en apariciones breves, apenas mas que un cameo) hay actores que deben estar a a la altura de la protagonista, empezando por Michael Fassbender que hace lo que puede para salir airoso de una de las escenas más violentas que haya tenido que filmar en su carrera.
La película quizás sea demasiado para quienes esperen un típico film intelectual de Soderbegh, pero realmente se lo puede recomendar como un raro ejemplo pensante de suspenso y acción.