Relax temerario
Cuando Soderbergh no se pone "serio" y "comprometido", como lo hizo en Traffic o la reciente Contagio, filmes gélidos y un tanto pesados si los hay (incluso con el ¡plop! de esta última), le salen cosas como La traición, equiparable en soltura a aquella The girlfriend experience en que actuaba la pornstar Sasha Grey. En este caso, la heroína es Mallory Kane (una sobria fusión entre Lara Croft y Lisbeth Salander), que interpreta la experta en artes marciales Gina Carano.
La actriz destaca entre un elenco estelar que reúne a unos amortiguados Michael Fassbender, Antonio Banderas, Michael Douglas, Ewan McGregor y Channing Tatum, quienes se mueven como calculadas piezas de ajedrez en una trama de género que prioriza el espionaje, la acción y las persecuciones, pero donde el personaje principal es la forma: los ralentis, las breves secuencias en blanco y negro, los planos caprichosos, las luchas naturalistas y la música chill de suspenso hacen de La traición un exploitation de autor a lo Assayas, manierista y sofisticado.
Y, también, intenso. Como un Woody Allen jamesbondiano, más conspirativo que turístico, Soderbergh salta de Barcelona a Dublín, de Canadá a Nuevo México, acompañando la vendetta de la incansable Mallory, quien busca al orquestador de la traición por la que casi es asesinada.
Las escenas de combate son lo más atractivo de la cinta, teniendo en cuanta que el director se reserva el efectismo especial y se contenta con mantener la cámara fija, registrando las piñas, acrobacias y patadas absolutamente creíbles que despliega Carano. Lo mejor: el enfrentamiento no tan solapadamente sexual entre ella y Paul (Fassbender), contracara realista del destructivo encuentro cómico entre Barnabas y la bruja Angelique en Sombras tenebrosas.
Aunque no reúna los méritos de un filme sobresaliente, La traición detenta a un Soderbergh aplacado y de buen gusto que se da el lujo de hacer lo que quiere, sin someterse necesariamente a las reglas de Hollywood. En un pasaje, Aaron (Tatum) le pregunta a Mallory, en clave de reproche irónico: "¿Es esta es tu manera de relajarte? ¿Armas y vinos?". Soderbergh, sin dudarlo, contestaría "sí".