Steven Soderbergh no es un director que me vuelva loca, pero le reconozco una gran habilidad en realizar films realmente entretenidos, de buen ritmo y, aun cuando lleno de clichés, bien resueltos. También es un hombre bastante inteligente a la hora de elegir quién interpretará a los protagonistas de sus cintas. Cuando se promocionaba Haywire y entre nombres como el de Michael Douglas, Ewan McGregor, Michael Fassberder y Antonio Banderas, entre otros, aparecía una tal Gina Carano, muchos sentían que algo podría desentonar en un film cuyo reparto parecería ser, en versión acción, una especie de New Years Eve. Y creo que no se han equivocado pues tanto una como otra son películas con un reparto totalmente desaprovechado y un guión de por más insufrible.
De acuerdo, no seré tan mala con una actriz que apenas debuta en pantalla grande con un reparto de actores ya asentados en su carrera y con un director de trayectoria, sobre todo considerando que viene del mundo de las artes marciales y que posiblemente hará futuro como la nueva versión Van Damme femenina con una inmensa fila de fans a sus espaldas. Soderbergh se esfuerza, al menos da esa impresión, que cualquier excusa argumental es buena para tratar de elevar a Carano a una especie de Jolie, pero evidentemente le falta aun la gracia, sensualidad, belleza y soltura de esta. No he de subestimar a Carano que hace lo que puede con un guión que, como muchos últimamente en Hollywood, parecería haber surgido tal cual reza el teorema de los infinitos monos, algo así como que un mono pulsando teclas al azar sobre un teclado durante un periodo de tiempo infinito casi seguramente podrá escribir finalmente cualquier libro que se halle en la Biblioteca Nacional Francesa.
Suena fuerte, lo sé, pero es que da un poco de impotencia que un escritor como Lem Dobbs que ha brindado obras nada desdeñables como Dark City, Kafka o The Score ahora nos regale un guión que no solamente hemos visto un millón de veces- el agente traicionado que posteriormente buscará venganza y agarrense porque es el mejor entrenado y está muy enojado- sino que al menos no les da un giro de gracia, un interés y un ritmo que nos haga olvidar, o no nos importe, que verdaderamente ya hemos visto y ya sabremos como termina lo que se nos está contando.
Y si Dobbs no era garantía suficiente para ver el film, pues teníamos de respaldo el estar dirigida por Soderbergh, un hombre que últimamente ha dividido aguas entre los incondicionales seguidores de siempre y aquellos que aseguran que su carrera viene en picada, pero que con sus más y sus menos siempre ha cumplido en hacernos pasar un rato agradable. Pienso por ejemplo en films como los de Ocean’s eleven, y sus posteriores secuelas, y no puedo imaginar quien niegue que los personajes están muy bien planteados, que la historia, aunque quizá antes vista, no deja de tener un ritmo impresionante que siempre nos termina poniendo frente a la tele cuando la repiten en la pantalla chica. Pero con Haywire esto no pasa. Tiene una historia muy atada con alambres, flojamente expuesta y con personajes sin ningún tipo de mínima psicología evidente.
La película se divide entre los malos, que serían básicamente todos los del film, y Carano que huye de ellos. El verdadero por qué, los motivos de la traición que genera la acción en realidad no importan porque todo es una gran lista de tópicos del género puestos al servicio de ver a Carano pegando patadas en, para colmo, coreografías realmente pésimamente logradas. En 93 minutos que dura la película veremos por lo menos 50 de ellos repartidos en persecuciones de auto, a pie y en peleas entre la protagonista y alguien más. El final, que no he de contárselos, no se desesperen, deja en claro que quizá tengamos alguna especie de intención de trilogía con un look al mejor estilo Salander por parte de Carano. Es que parecería que las heroínas duras deben vestir de cuero negro y andar en moto que sino no lo son.
En fin, quizá ahora que se las tiré tan abajo vayan a verla y les guste un poco, quizá no sean tan exigentes con un género que tanto nos ha dado. Digamos que llanamente es un film de acción, que no destaca, que posiblemente quizá les guste algo. Pero está ciertamente muy lejos de ser una referencia al cine de Soderbergh o de Dobbs. Avisados están.