Tocando temáticas de fuerte contenido, La última mirada evoca nuestro derrotero histórico en una dura parábola vinculada al
presente. Con aciertos pero también desbordes melodramáticos y expresivos, el film de Víctor Jorge Ruiz ofrece una trama que enlaza diferentes tópicos relacionados con la dictadura cívico-militar. Un escritor y periodista español nacido en Argentina vuelve al país para terminar de escribir una novela sobre sus padres, asesinados en 1976, incluyendo una deseo oculto y no muy firme de llevar a cabo una drástica venganza. Este periplo, ubicado en un alejado espacio campestre, es aprovechado por Ruiz para focalizar en aspectos visuales y en la intimidad de los personajes, que atravesarán por una incómoda historia de amor y la paradoja que experimenta el protagonista, al descubrir que el hombre al que quiere
desenmascarar resulta ser un “colega”. Claro que el libro que escribe el militar transita por la vereda opuesta y se titula Tarea inconclusa, por considerar un “error” la superviviencia de los bebés de desaparecidos. Con la distinguida presencia en una escena de Estela Carlotto, esta pieza con toques de thriller presenta algunos desniveles actorales y diálogos y escenas no muy pulidas. Aún así mantiene un interés constante y se apoya en una notable caracterización de Arturo Bonín, destacándose el trabajo de Victoria Almeida como su atribulada hija apropiada.