Podríamos decir que todos quedamos marcados con la peor época, la del proceso, que sufrió y aún sufre La Argentina, heridas que no cierran, y sobre este tema se realizaron muchas películas como: “La historia oficial”, “La noche de los lápices”, “Garage Olimpo”, entre otras, y esta es una forma de seguir manteniendo viva la memoria.
El problema está a veces en cómo se narra una historia, en este caso vemos la vida de Gonzalo (Eugenio Roig) su memoria continua intacta, no olvida lo que vivió siendo un niño, ahora es escritor, fue criado por sus tíos en España, sus padres fueron torturados y asesinados durante el golpe militar y ahora decide volver a su país para darle un final a la novela que habla sobre ellos.
En apariencia esta sería la forma de cerrar heridas del pasado y darle un final a esto; pero aquí notamos un flojo guión; se hospeda en la casa de unos parientes de Sonia (Katja Alemann), que vive con su esposo e hija, o casualidad una de las casas más cercanas es la del asesino de sus padres, un ex comisario Cadrinelli (Arturo Bonin) de pocas palabras, que vive con su esposa Chiche (Beatriz Spelzini) y su hija atractiva Marta (Victoria Almeida), este es otro de los puntos evidentes, ¿con quién va a involucrarse sentimentalmente?, y con Marta.
En algunas secuencias vemos a este ex comisario, vinculado en fotografías con Videla; una esposa sumisa y sufrida; y cada vez se hace más intensa la idea de tomar venganza del asesino de sus padres; por otro lado en el lugar se ven animales muertos a tiros y un vecino del lugar Bob (Raúl Techaren), le manifiesta su preocupación por la situación a Gonzalo.
De los diálogos entre Gonzalo y Marta, surge otra sospecha que ella puede ser hija de desaparecidos, y es cuando Marta decide viajar a Buenos Aires para investigar, allí se reúne con Estela de Carlotto; quien hace una aparición en el rol de abuela de Plaza de Mayo, a cargo de la institución “Hijos”.
La historia queda a mitad de camino, aborda muchos temas y situaciones, tiene algo de western, esta la tragedia al estilo Shakesperiano, (en algún momento se lo señala a Shakespeare), no termina siendo creíble, es previsible, algunas actuaciones destacables y otras poco aprovechadas, se luce la fotografía de Juan Carlos Lenardi (Años rebeldes; Eva Perón; El caso María Soledad; Dios los cría; entre otras) y es una pena que con esta película argentina terminemos este año.