Keira Knightley y la celebración del apocalípsis
El fin del mundo vuelve a retratarse en el cine a través de una película que pretende combinar el terror y el drama familiar.
Las historias del cine apocalíptico son variadas. Desde un meteorito a punto de destruir el planeta hasta una invasión zombi batallada por Brad Pitt, cada suceso de ciencia ficción es una nueva oportunidad para acercarnos al exterminio. ¿Qué es lo que hace que este género siga existiendo y convocando espectadores? La última noche (Silent Night, 2021) reúne a una familia en el marco de una posible cena de despedida.
La ópera prima de Camile Griffin va a dar que hablar. Una especie de Frankenstein entre historial coral, película apocalíptica y navideña, que se enriquece con las interpretaciones y el impacto que busca generar. Sin embargo, su resolución es irregular y la energía del efecto sorpresa no se sostiene. Una agradable cinta de festividades se transforma en una débil mezcla de géneros que debilita el profundo mensaje que desea expresar.
Keira Knightley (Orgullo y Prejuicio) y Matthew Goode (Lazos perversos) se cargan el film a sus hombros gracias a su doble rol de padres y anfitriones. El drama, el suspenso y el vértigo recae sobre ellos. Griffin, quien también escribió la obra, concreta sus intenciones, pero de una manera tibia e insegura.
Palabras mayores para Roman Griffin Davis (Jojo Rabbit). El hijo de la directora nos regala una potente interpretación llena de angustia, humor y suspenso. En él todo fluye, pero cuando la historia se aleja del joven el fuego se va apagando para distanciarnos y confundirnos. No hay que contar mucho más de la trama. Eso sí: será una película disfrutable si vamos a verla con poca información en nuestra mente y sin pretender que éste film se convierta en la película definitiva de la temporada.
Un drama apocalíptico que surfea entre el melodrama y la comedia puede ser un gran plan. La última noche es, además, una película que toca temas muy actuales y que desea reflexionar. Sin embargo, termina pinchándose al no terminar de jugarse. Un plan que falla en su ejecución, el cual puede ser fresco, pero que su originalidad se topa con la inexperiencia y la subestimación de algo tan respetado y representando en el cine como el fin del mundo.