Una reunión navideña en un caserón en la campiña inglesa donde se reúnen un grupo de amigos para festejar la Navidad. Al principio parece una especie de comedia dramática del género navideño, pero ciertas frases y situaciones avisan que hay algo más allá de lo que hemos visto. Y es así. No es una reunión normal aunque los participantes intenten fingir que lo es. La humanidad está llegando a su fin y esa reunión es la despedida del mundo.
La historia juega con el humor negro pero se vuelve cada vez más dramática. Más aún cuando entre los participantes hay niños que tienen frente así el mismo destino que sus padres. Esa mezcla de film familiar navideño y relato apocalíptico consigue poco a poco generar claustrofobia e independientemente de los trucos del género, la película consigue transmitir una profunda angustia. Esto no es fácil de definir si es una virtud o un defecto. Su gravedad algo cruel no termina de cerrar completamente con respecto al inicio algo más ligero y ambiguo.
La presencia de varias estrellas hace que la historia genere un interés extra en el espectador, porque como cualquier sabe, un rostro identificable logra una empatía más rápida. Keira Knightley, Matthew Goode y Roman Griffin Davis son tres de los integrantes del elenco de esta oscura comedia melancólica.