Durante estos últimos años las temáticas de apocalipsis o invasión extraterrestre se han vuelto muy presentes en películas y series. Es un gran desafío poder plasmar una historia distinta a todas las existentes, saliendo del cliché y sin abundar del CGI. En este caso la directora Camille Griffin nos trae un nueva propuesta que nos hace darle más chances a estas temáticas.
En la historia de «La última noche» lo primero que te planteas es: ¿qué harías si viene el apocalipsis?
Esto se lo ha planteado una familia bastante particular la cual decide pasar el último día de sus vidas festejando la navidad. La gran anfitriona de esta última noche es Nell (Keira Nightley) junto a su esposo Simon (Matthew Goode) y sus tres pequeños hijos. Sus invitados vestidos de gala se encuentran preparados para tener una despedida feliz junto con quienes más quieren. Pero el miedo y el contexto hacen que surjan discusiones, que salgan algunos secretos a la luz y que los niños se revelen y expresen su opinión respecto a semejante suceso.
Lamentablemente, las actuaciones no fueron lo más logrado en la película. El único que se destaca y que mantiene el rumbo de la misma es Roman Griffin Davis, quien interpreta a Art (hijo de Nell y Simon), el personaje estrella.
Lo que sí estuvo muy bien trabajado es el guión porque genera incomodidad, risa y, además, da mucho para pensar ya que toca temas actuales, como por ejemplo el calentamiento global. Esto hace que el espectador logre conectarse con el film y sin dudas este aspecto es lo que se destaca del mismo, sumado a la estética que es oscura, pero luego nada más que sobresalga.
Lo que bajó el nivel de la película no fue la historia sino las actuaciones, personajes insulsos que no terminan de cerrar ni de desarrollarse durante ella.
La comedia negra vuelve a la pantalla grande y el concepto de ésta se cumple, trayendo una historia distinta y original que deja al espectador pensativo al momento de los créditos.