¡Oh que sufrimiento es ser rico y bello!
Parejas, pruebas de amor e infidelidad: he aquí La última noche. Aunque los tiempos han cambiado y las reglas también, los cuernos siguen siendo una gran problemática. Sobre todo porque casi siempre denotan un problema anterior en la pareja. Massy Tadjedin trabaja sobre este tema, que si bien resulta liviano y superficial sabe cómo manejar los tiempos para que no resulte aburrida.
Voy a contar el argumento con un tono de burla, sepan disculpar mi atrevimiento. Michael y su esposa Joanna viven una vida sin preocupaciones, con trabajos más que buenos y grandes comodidades. El pobre Michael realiza un viaje de negocios durante el cual la pareja tendrá que sobrepasar el dilema más grande de su trágica vida: decidir sobre ser fiel o no serlo. Michael se verá buscado por una hermosa compañera de trabajo y Joanna se reencontrará con un colega (ambos escritores) que disputará un lugar mayor en su corazón. Esto es sencillamente el argumento, sin más.
“Soy sólo una película de amor”, esta sería la frase que emitiría la película si hablara. Pero sin irnos al delirio (sin continuarlo) vamos a enfocarnos en este tema. Da pena que se hagan películas tan vacías de contenido como esta. La directora tiene una idea concreta, la sigue y la concluye. Perfecto, mantiene una línea correcta. Pero es un film fácil de olvidar, como todos aquellos que manejan temas livianos. No desmerezco la infidelidad, pero me parece un tema bastante superfluo.
Hay que hablar de lo malo pero también resaltar lo bueno. Es increíble que no sea pesada una película con tan poco para contar. Destaco así la estructura narrativa que permite que sea llevadera y agradable. Repito, el tema está bien trabajado no se pierde en ningún momento del objetivo. Entretiene pero no sorprende ni impacta. Falta ese gustito de quedarme con alguna parte inconclusa o encontrada por la cual dialogar y rever el significado o por qué no construirlo como espectador. No hay impacto, es absolutamente lineal y trascurre por un solo camino. No abre puertas ni invita a pensar un poco más. Es sólo una historia de amor encontrada por el dilema de enfrentar la tentación que representa hacer lo prohibido o dejarse llevar por el momento sin medir consecuencias a posteriori.
Es una película ideal para un domingo por la tarde en la que no te interesa pensar demasiado, al contrario querés descansar la cabeza. Un producto masticado que requiere que el espectador sólo lo consuma.