Cuenta con una buena estética, a medida que transcurre la historia se van generando buenos climas que son ayudados por la iluminación, la gama de colores como los grises, morados, marrones y oscuros, que le dan un toque muy especial a los momentos que vive el protagonista. Cambiando la luminosidad y los tonos ofrece toques más extravagantes para el resto del elenco. Además hay que destacar la fotografía de Mariano Suarez. El film es un laberinto de emociones, con un toque de humor negro, situaciones asfixiantes, tiene mucho del thriller psicológico y contiene algunas secuencias surrealistas, satirizando los comportamientos de la sociedad y de la política. Tiene algo del cine de David Lynch y hasta de Peter Greenaway. Marrale y Aleandro tienen
muy buena química y sus actuaciones una vez más son soberbias. Pfening, esta brillante, te hace sentir cada situación y se siente cómodo dentro de un ambiente fantástico como en “Tiempo muerto” (2016). Una película ingeniosa que hacia el final aporta una buena vuelta de tuerca.