Una verdad antipática para fans del fútbol americano
Ésta es una película que trata sobre un tema original e interesante por donde se lo mire: el descubrimiento de una enfermedad cerebral provocada por los golpes constantes a los que son sometidos los jugadores de fútbol americano.
La historia es real y la parte más pesada, que hasta casi llega al thriller conspirativo, es la que tiene que ver con la necesidad de la asociación de clubes de que la enfermedad en cuestión sea considerada una falacia.
Por otra parte, el protagonista, interpretado por Will Smith, es totalmente atípico. Se trata de un erudito forense nigeriano que vive y trabaja en Pittsburgh, que por pura casualidad recibe el cadáver de un exsuperastro de fútbol americano muerto en circunstancias extrañas para que realice la autopsia. El jugador -muy bien interpretado en una breve aparición por David Morse- tenía un nivel de demencia inusitado y una decadencia general imposible de entender en un atleta de apenas 50 años, detalles que llevan al forense a investigar especialmente su cerebro, llegando a la conclusión de que las "contusiones" provocadas durante años de entrenamiento y juegos profesionales de la víctima, que para colmo ocupaba la más vapuleada ubicación central en la formación de su equipo, son las culpables de sus padecimientos.
A partir de este momento, la película se divide entre los ataques de demencia de otros exjugadores, la vida personal y romántica del forense y los ataques de la asociación de fútbol americano al descubridor de la enfermedad, y a la existencia de la enfermedad misma. Aquí el film pierde fuerza por no encontrar un modo contundente de contar la historia.
Lo que no implica que no esté bien filmada y que no cuente con buenas actuaciones de Will Smith, y de Albert Brooks y Alec Baldwin como dos profesionales que lo apoyan.
"La verdad oculta" daba para más, pero es una buena película sobre un tema tan antipático para el público estadounidense como el daño que provoca su deporte favorito.